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Se pilla antes a un… verdadero mentiroso ¡Ten cuidado !

Juani Femenia

Las mentiras son transparentes. Hay tantos tipos de mentiras como personas que conocen bien cómo crear argumentos inverosímiles. De hecho, dichas farsas y sin contar con la intención del mentiroso, a la larga, producen el efecto contrario sobre quienes creen que son su objetivo de engaño. Por supuesto que hay especialistas en inventar todo clase de argucias para no caer en el intento, pero tarde o temprano, la transparencia les acaba descubriendo.
Para el buen mentiroso, es muy importante tener una memoria minuciosa y controlar en todo momento la anticipación de su víctima, para tener a mano la respuesta correcta y así no despertar sus sospechas. En el refrán «se pilla antes a un mentiroso que a un cojo» se perfila esa falla delatora del mentiroso, porque le falta el dominio de la otra inteligencia capaz de cambiar los acontecimientos asentados en la falsedad premeditada. Mentir requiere todo un arte de la preparación y del auto convencimiento, y no seremos nosotros quienes descubramos las técnicas y los pasos a seguir para convertir a cualquiera en un mentiroso compulsivo. Como en todo, se necesita un grado sólido de adiestramiento continuo, a lo que hay que añadir otro proceso de adquisición de falsa identidad que se va fraguando en edades tempranas y que por lo general, lleva implícito otro problema añadido, como por ejemplo, la falta de autoestima. A este tipo de sujeto cuya personalidad está cimentada sobre falsedad premeditada los psicólogos lo denominan mitómano. Es decir, el prototipo de aquel individuo que vive de sus mentiras sin poderlo evitar y con el único fin de llamar la atención.
Las relaciones de pareja no siempre son sinceras al cien por cien, porque siempre existen motivos para ocultar determinados acontecimientos a la otra persona, sin que necesariamente exista la infidelidad como telón de fondo. Del mismo modo que existen formas muy distintas para aprender a detectar mentiras, porque no nos equivoquemos, al final todas, acaban descubriéndose.

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