Una nueva versión de Cuento de Navidad

Nuria Serena

Por Vicente Zamora

Disfruta con esta adaptación libre del clásico de Dickens.

Ebenezer Scrooge era una persona mayor y sin amigos; era un empresario y su único socio, Marley, había muerto. Scrooge VIVÍA en su mundo, nada le agradaba y menos la Navidad… Decía que eran paparruchas.


Tenía una rutina donde hacía lo mismo todos los días: CAMINAR

por el mismo lugar sin que nadie se parara a saludarlo, día tras día, UNA Y OTRA VEZ

Era víspera de Navidad y todo el mundo estaba ocupado comprando regalos y preparando la cena navideña. Scrooge estaba en su despacho, como siempre, con la puerta abierta y viendo cómo su escribiente pasaba unas cartas en limpio y, de repente, llegó su sobrino, con muy BUENA ENERGÍA y deseándole felices navidades; pero este no lo recibió de una buena manera sino al contrario.

Su sobrino le invito a pasar la noche de Navidad con ellos y él lo despreció y se negó; su sobrino daría cualquier cosa para que su tío no fuera así. Su escribiente llamado Bob Cratchit seguía trabajando hasta tarde aunque era noche de Navidad, Scrooge le dijo que tendría que llegar más temprano de lo acostumbrado para reponer el día festivo.

Scrooge vivía en un edificio en el que TODO

era frío y lúgubre como él, de ésos que todo parece en BLANCO Y NEGRO.

Cuando ya estaba en su cuarto, algo muy raro pasó: un fantasma se le apareció, no había duda de quién era ese espectro, no lo podía confundir: era su socio Jacobo Marley y le dijo que estaba ahí para hacerlo recapacitar sobre cómo vivía porque ahora él tenía que sufrir por la vida que había tenido anteriormente. Le dijo que en las siguientes noches vendrían 3 espíritus a visitarlo.

En la primera NOCHE, el primer espíritu llegó: era el espíritu de las navidades pasadas.

Éste lo llevo al lugar donde él había crecido y le enseñó varios lugares y navidades pasadas, cuando él trabajaba en una tienda de APRENDIZ

Otra ocasión donde estaba en un cuarto muy sólo y triste y también le hizo recordar a su hermana, a QUIEN quería mucho.

A la segunda noche, OTRA VEZ le esperaba un espíritu.

Hubo una LUZ muy grande que provenía del otro cuarto, Scrooge entro en él.

Las paredes eran verdes y había miles de platillos de comida y un gigante con una antorcha resplandeciente: era el espíritu de las navidades presentes. Ambos se transportaron al centro del pueblo donde se veía mucho movimiento: los locales abiertos y GENTE comprando cosas para la cena de Navidad.

Después lo llevó a casa de Bob Cratchit y vio a su familia y lo felices que eran a pesar de que eran pobres y de que su hijo, el pequeño Tim, estaba algo enfermo y, aun así, el chico lucía una SONRISA.

Finalmente, lo lleva a la casa de su sobrino Fred donde vio cómo gozaban y disfrutaban todos de la noche de Navidad comiendo riendo y jugando. Después de esto regresó a su cuarto.

A la noche siguiente, de nuevo, otro VIAJE: le esperaba el último espíritu pero este era oscuro y nunca le llegó a ver la cara.

Era el espíritu de las navidades futuras, quien le mostró que en las calles la gente hablaba de que alguien se había muerto.

Después lo llevó a un lugar donde estaban unas personas vendiendo las posesiones del señor que había muerto y también le enseñó la casa de su empleado, Bob, donde pudo ver que su hijo menor había muerto y que todos estaban muy TRISTES.

Por último, lo llevó a ver cadáver de este hombre que estaba en su cama tapado con una sábana, y al final, le descubrió quien era éste señor… Era él mismo: Ebenezer Scrooge.

Cuando despertó se dio cuenta de que todo había sido un SUEÑO y de que ése día era día de Navidad.

POR FIN, como no ocurría desde hacía mucho tiempo, despertó con mucha alegría, le dijo a un muchacho que vio en la calle que fuera y comprara el pavo más grande y que lo mandara a la casa de Bob Cratchit.

Salió con sus mejores galas, muy FELIZ  porque podía cambiar y se dirigió a casa de su sobrino.

Al llegar, lo saludó y le dijo algo que tampoco decía desde hacía mucho: PERDÓNAME y que había ido a comer con ellos.

Y allí estuvo pasándolo muy, muy, bien. Al día siguiente, por la mañana, le dio a su trabajador un aumento.

Y, desde entonces, se dedicó a VIVIR intensamente y fue un buen hombre a quien todos quisieron.

FIN

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