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Si hay que dar el paso, ¡cambiemos los dos, por favor! En el amor todo está por verse

Juani Femenia

Los cambios son buenos cuando influyen en la evolución de los dos. Si se produce una transformación unilateral sin que la otra parte advierta que ese cambio le podría afectar directamente, será muy difícil que el resultado sea equitativo y por tanto, proporcional entre ambos. Muchas veces nos preguntamos el porqué de dichos cambios: cuándo se producen, en qué porcentaje se producen y con qué regularidad se llevan a cabo, y si necesariamente se ven inducidos por causas y/o agentes externos que los condicionen. Al mismo tiempo, puede asaltarnos la duda de que si dentro de una aparente normalidad, es posible que algo trastoque lo que ya estaba arraigado y si existen culpables, quién o quiénes son y en qué grado. Porque por un lado, se contemplan las dificultades, las mismas que ponen a prueba la capacidad de resistencia de la pareja, y por otro, el grado de implicación de los dos, y la madurez que cada uno aporta a la relación para llegar a una meta feliz. No nos sorprende observar que en algunos casos, las mismas dificultades alejan a la pareja en extremo, y por ese motivo parece casi imposible reanudar la marcha con el mismo buen ritmo donde se dejó; mientras que en otras circunstancias son los propios interesados, o al menos uno de los dos, quienes se niegan a reconocer que sus verdaderos sentimientos se reducen a una lucha extrema de conflictos emocionales que solo conseguirán ocultar sus verdaderas frustraciones. Es decir, viven en un autoengaño porque implican a quienes conviven a su lado hasta que llega el momento de tomar una decisión. Después, se vuelve al mismo punto de no retorno cuando se proclama a un único responsable porque no se es capaz de ver más allá, ni si quiera de los propios errores.
Como conclusión, quien no quiere reconocer que el error se localiza en la falta de sinceridad con uno mismo, sufrirá en soledad las consecuencias de haber vivido una historia irreal al lado de un completo desconocido.
En el amor todo está por verse. Ni nada del todo es seguro, ni del riesgo únicamente se nutre la capacidad de avanzar con seguridad. Si se quiere formalizar un proyecto de amor que sea entre dos. Sin duda, mucho mejor…