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Alimentos a evitar en la ‘operación bikini’

La Nutricionista de la Bata Roja

Con la cuenta atrás para el verano empiezan las prisas por la operación bikini y se quiere perder en un mes esos kilos de más que hemos ido acumulando durante todo un año. ¿Cómo evitar el temido efecto rebote sin poner en riesgo la salud? Los expertos en nutrición advierten que es más saludable perder peso de forma paulatina y controlada, con cambios en los hábitos de vida y la alimentación. Por eso, el mejor día para empezar a cuidarse es hoy mismo.

Según un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, se debe prescindir de ciertos alimentos si queremos alcanzar nuestro objetivo en la pérdida de peso. ¿Pero cuáles? La forma más segura para ponerse en forma durante los próximos meses es acudir al asesoramiento profesional de los nutricionistas de Super Premium Diet, que ayudarán a perder peso de forma saludable.

Entre sus recomendaciones proponen un listado de alimentos que se deberían evitar durante la operación bikini.



Refrescos, zumos y bebidas energéticas. Tienen un alto contenido en azúcares simples, proporcionan calorías vacías y ningún nutriente que el cuerpo necesite. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido en varios informes de los riesgos para la salud que implica el abuso de las bebidas azucaradas y recomienda reducir su consumo.

Bollería industrial. Con estos productos cargados de hidratos no solo sumamos calorías que probablemente no se quemen, sino que además muchos contienen grasas saturadas, que aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Para los momentos que necesitamos algo dulce para picar es preferible elegir fruta fresca, que además de saciar aporta energía.

Aperitivos fritos. La combinación de hidratos, grasas y sodio no solo nos estimula a comer más, sino que no nos quitará el hambre, sumará calorías y potenciará la retención de líquidos. Como sustitutivo sano podemos elegir una mini tostada de pan integral con rodajas de tomates cherry. O finas tiras de apio o zanahoria acompañadas de yogur, humus o guacamole.

Café. No es un alimento calórico en sí mismo, pero sí aumenta el nivel de estrés y esto a su vez aumenta la ansiedad, el apetito y la acumulación de grasa. Es preferible sustituir por infusiones que sirvan de quemador de grasa natural, como el té verde, que aporta dosis de cafeína sin sobrepasarla.

Alcohol. Vino, cerveza y destilados: cuanto menos, mejor. El alcohol no aporta ningún elemento nutritivo y son calorías vacías. Su elaboración implica jugo refinado de algunas frutas y su posterior destilado o fermentación, que finalmente se convierte en una bebida de alta concentración de azúcar que hará ganar grasa fácilmente.

Sal. La OMS advierte que el abuso de sodio conlleva riesgo de sufrir hipertensión, enfermedades del corazón y accidentes cerebrovasculares. Además de provocar retención de líquidos y la sensación de hinchazón. Podemos sustituir la sal por un aliño a base de especias como curry, orégano, pimienta, comino o cayena que añadirá sabores diferentes a los platos.

Alimentos procesados. Aunque salven de un apuro y resulten cómodos, la comida industrial preparada es la principal fuente de calorías de nuestra alimentación. En el proceso de elaboración de estos productos se suele añadir una elevada cantidad de azúcar, sal y aceites hidrogenados, ingredientes que no solo empeoran nuestra salud sino que nos harán aumentar de peso.

Frituras. Los chefs de alta cocina han apostado en los últimos años por la cocina a baja temperatura precisamente porque conserva las propiedades y vitaminas de los alimentos, al mismo tiempo que contribuye a la dieta sana. Es preferible utilizar métodos de cocción bajos en grasa: al horno, microondas, hervidos, al vapor, grill o plancha. Si queremos perder peso, nos debemos olvidar de los fritos y rebozados.

Embutidos y carnes grasas. Los embutidos entran dentro de la categoría de productos procesados y debemos revisar en la etiqueta la cantidad de sal y azúcar que queremos ingerir. Si podemos elegir, sería preferible las carnes magras (como pollo, pavo y conejo) y los pescados blancos. En general, los productos que van directos del mar o la granja al plato, sin pasar por la industria del procesado, son los más saludables.

Lácteos y quesos grasos. Los quesos curados suelen ser más calóricos por su alto contenido en grasas saturadas, que implican un aumento en los niveles del colesterol malo. Podemos sustituir esta fuente de calcio por el requesón y el queso fresco. En cuanto a bebidas lácteas se recomienda siempre elegir las opciones menos grasas y desnatadas de yogures y batidos.

Podemos empezar a preparar nuestro cuerpo para la operación bikini controlando la ingesta de estos alimentos, además de realizando actividad física diariamente y manteniendo una dieta saludable.

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