¿Chillas a tus hijos? La solución la tiene un rinoceronte naranja

Redacción Cadena Dial

El famoso cuadro ‘El Grito’, de Munch, versionado hasta por Los Simpson, se queda corto comparado con lo que eres capaz de soltar por la boca cuando tus hijos no hacen los deberes. Chillar solo es bueno para soltar la adrenalina en una montaña rusa y reflejar tu alegría si la lotería se muestra bondadosa. Sabes que vocear no es una forma de comunicación adecuada y no puedes evitarlo. Pero ¿sabes qué? Hay solución.

La respuesta la tiene un rinoceronte, no el blanco ni el negro africanos, sino uno naranja. El rinoceronte naranja, así es como se denomina esta terapia gratuita en la que tú eres el doctor y el paciente. Este tratamiento ausente de medicación supone un auténtico reto para que los progenitores dejen de gritar a los pequeños. Tus cuerdas vocales te lo agradecerán. Y los oídos de los vecinos, también.


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¿Quién es el rinoceronte naranja?

Vigoroso, persistente, tenaz y fuerte. Así es este mamífero que te representa a ti en este efectivo juego. Una piel férrea e inquebrantable envuelve a estos animales como ese escudo que portarás poniendo en práctica este planteamiento.

¿Y por qué el naranja? Porque es un color que desprende energía, vigorosidad y a la vez, calidez. Así que, cuando tu pequeño rompa en mil pedazos ese jarrón que te compraste en tu viaje a China, ponte una camiseta de este tono, que además, te sienta genial.

La pionera

La inventora de esta técnica fue una madre (¿quién si no?) estadounidense con cuatro hijos a su cargo de entre dos y seis años (con solo leerlo te entra estrés). Nuestra heroína se lanzó a crear, sin dar su nombre, un blog para compartir sus vivencias durante los 365 días que duraría su aventura: dejar de gritar a sus pequeños. Y lo consiguió, vaya si lo consiguió.

Seis consejos para aplicar la técnica

Si quieres emular a esta campeona americana, has de tener constancia y compromiso, además de comentarlo con tu entorno para sentirte en la obligación de cumplir lo que dices. Además, has de tener en cuenta que no tienes la capacidad para controlar muchas acciones de tus pequeños, pero sí sus reacciones. Por último, reflexiona sobre cuándo y por qué chillas para anticiparte a esas ocasiones y poder evitarlas.

Teniendo claro todo esto, apunta estas seis recomendaciones propias de todos los que se lanzan a disfrazarse de este rinoceronte naranja:

1. Aléjate de la pelea unos segundos

Si los niños están en pleno duelo, sal de la habitación un momento y menea tu cuerpo. Sacúdelo para echar la mala energía. Te ayudará.

2. Ten a mano los cascos y ponte tu canción preferida

La música es terapéutica. Cuando estés a punto de soltar el mayor chillido de la historia, colócate los cascos y la tranquilidad se apoderará de tu mente. No falla.

3. Cierra los ojos para teletransportarte

Hazlo fuertemente y céntrate en algo que te haga feliz: esa playa que disfrutarás en vacaciones, una tableta de chocolate o el vestido que estrenarás el sábado. Lograrás evadirte.

4. Piensa que tan solo se trata de niños

Cuando tu hijo te haga enfadar, recuerda que el adulto eres tú y que deberías dejar a un lado ese comportamiento tan visceral. Él está aprendiendo y tiene derecho a equivocarse.

5. Échate unas carreras por casa

Liberar tensión es una buena manera de soltar adrenalina. Corriendo por el pasillo te alejarás del problema por unos segundos y conseguirás relajarte.

6. Emula a los androides

Discute como si fueras un robot. Las risas aparecerán y no os acordaréis de cuál era el motivo de la bronca.

Como ves, tu perro puede ser tu mejor amigo, pero el rinoceronte naranja tampoco te fallará. Con él tu vida (y la de tus pequeños) será más tranquila y feliz.

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