¿Te acuerdas de este Melendi? Repasamos su evolución musical

Noelia Bertol

Melendi es un artista con uno de los mayores cambios en su evolución. Y nos referimos tanto a las rastas y los numerosos pendientes decorando su cara como a las letras de sus canciones y el ritmo de su música.

¿Te acuerdas de estas canciones que fueron como un himno de aquellos primeros años del siglo XXI? Nos quitamos las gafas y hacemos un repaso a la evolución musical y física de Melendi.

Las rastas, seña de identidad


En 2002 nacía su primer álbum, Sin noticias de Holanda. Por aquel entonces todo el mundo comenzó a identificarle como aquel tipo de rastas y pendientes en la cara que sonaba en todos lados al ritmo de Desde mi ventana.

Un disco que le hizo despuntar y comenzar a ser conocido en nuestro país justo al mismo tiempo que nuestros artistas de la primera edición edición de Operación Triunfo, como Chenoa, David Bisbal o David Bustamante, intentaban también hacerse un hueco en la música

Dos años después llegaba su segundo disco, Que el cielo espere sentado, con éxitos como Caminando por la vida o Novia a la fuga. El estilo musical sigue la misma línea que el primero. Sin embargo, la cantidad de rastas va disminuyendo.

Una oportunidad para volver a empezar

El mayor cambio físico de Melendi lo encontramos en su cuarto álbum, Curiosa la cara de tu padre. El asturiano se deshizo de todas sus rastas como una forma de romper con un pasado lleno de adicciones. Este confesó que en sus inicios tuvo una gran adicción a la cocaína y el alcohol.

A penas cumplidos los 30 años comenzaba una nueva etapa para el cantante. Este se dio a sí mismo otra oportunidad llevando su forma de vida y manera de hacer música por otro rumbo. Llegaba en 2010 Volvamos a empezar, un disco con una portada que mostraba a Melendi completamente desnudo con tan solo una hoja que cubría sus partes genitales.

Su música comienza a tomar un nuevo rumbo, más delicado y enfocado a los sentimientos. La media melena le daba un toque alocado al chico de los tatuajes que nos cantaba tan tierno sobre las duras situaciones en las relaciones.

En Lágrimas desordenadas llega incluso a poner voz a los casos de abusos sexuales a menores con La tortura de Lyss. El cambio musical con respecto al chico que comenzó cantándonos Desde mi ventana es realmente palpable.

¿Es destino… o casualidad?

No sabemos si ha sido por obra del destino o no, pero Melendi ha sabido aprender de su pasado, aceptarlo y crecer asumiéndolo. Su música y él hoy día son fruto del chico de rastas que tenía problemas con las drogas. Él ha sido un alumno más en esta vida, como lo somos todos. Y su música sigue llegando a un gran número de personas. Sea destino o casualidad, ¡nos encanta su evolución y la de su música en todo este tiempo!

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