Todo esto estás haciendo mal en las presentaciones

Redacción Cadena Dial

La boca te pierde. Y los nervios, también. No importa que te sientas atraído por una persona a la que están a punto de presentarte. Aunque no te brillen los ojos, acabas fastidiándola igualmente. Cada vez que estrechas la mano de alguien o le das un par de besos por primera vez acabas diciendo aquello de «tierra, trágame».

Hay personas a las que se les da mal planchar los pantalones, jugar al fútbol o preparar un gazpacho. A ti el gazpacho te sale de muerte, lo mismo que hacer pleno de errores cuando te presentan a un desconocido. Si quieres que la primera impresión de los demás sobre ti deje de ser la de un ser repelente, raro, borde, insoportable o sobrado, has de acudir a la raíz del problema.


Menos confianzas, amigo

Reserva esas palmaditas en la espalda y esos pellizcos en los mofletes para tus amigos. No a todo el mundo le sienta bien ese exceso de confianza. Deja lo de resultar simpático por encima de todo para cuando suméis unos cafés. Paso a paso. No es obligatorio que se dé cuenta de que eres la alegría de la huerta desde el minuto uno.

Los extremos no son buenos

Tampoco te vayas al extremo. Soltar un «encantado» con cara de venir de un funeral no resulta muy acertado, ¿no crees? Acompaña la cordialidad con una sonrisa natural, nada de forzar, como cuando posas para algunas de tus publicaciones en las redes sociales.

Que corra el aire

Además, si eres de los que se acerca tanto que puedes contar los pelos de la nariz del otro, elimina ese hábito ya. Sentir encima a alguien a quien nunca has visto no es especialmente agradable. ¡Si tú mismo te quejas cuando se comportan así contigo!

Frases que debes desterrar

Teniendo en cuenta estos detalles relacionados con el lenguaje no verbal, mejorarás en el arte de la presentación. Ahora bien, no solo es importante lo que se hace, sino también lo que se dice. Y tus frases no es que resulten muy oportunas. Además, no sabemos si se trata de cuestión de ego o de nerviosismo, pero en estas situaciones no haces más que hablar de ti.

Genera una conversación

Recuerda que acabas de conocer a una persona a la que, así, de primeras, tu vida le importa lo mismo que la temperatura en Honolulu. Mejor haz fluir la conversación. Pronuncia frases que den pie a tu receptor a expresarse y a sentirse a gusto. Y, por cierto, en esas frases no está el famoso «Enhorabuena, ¿de cuánto estás?» solo por atisbar una incipiente barriguita. Recuerda que, tal vez, esa chica no esté embarazada. Mejor ser precavido que pecar de faltón, ¿no crees?

Por supuesto, nada de «¿cuánto ganas?», «¿a quién vas a votar?», «¿tienes pareja?». Para someterse al tercer grado ya tienen a sus respectivas madres. Tampoco eches pestes de alguien a quien la otra persona conozca. Podría ser su amor platónico, su mejor amigo o su primo.

¡Ah! Y no vuelvas a preguntar aquello de «perdona, ¿cómo te llamabas?». Sienta fatal. Si no recuerdas su nombre, mejor dirígete a la persona que os presentó cuando el protagonista en cuestión ya no esté. En definitiva, tienes recursos suficientes para sacar otros temas de conversación que no sean el tiempo y estas preguntas inoportunas. Así que, ¡manos a la obra!

Siguiendo estos consejos, conseguirás dejar huella en tus posibles nuevos amigos. Les sorprenderás de tal manera que ¡ellos sí recordarán tu nombre!

También te va a interesar:

Descubre el lenguaje corporal que atrae a otros

¿Sabes escuchar? ¡El arte de conversar es saber escuchar!

 

MÁS SOBRE: