¿Influye tu ADN en lo generoso que eres?

Redacción Cadena Dial

Cuando eres bondadoso, los halagos te llueven. Cuando echas el candado a tu cartera y guardas la llave en tu escondite secreto, «tacaño» es lo más bonito que te llaman. Si te reconoces en este segundo caso, has de saber que ya podrías tener excusa. Y no hablamos de una defensa tan endeble como la mantequilla, sino de un alegato incuestionable. ¿O vamos a rebelarnos contra la ciencia?

La comunidad de expertos ha desarrollado varios estudios en los últimos años para contestar a este interrogante: ¿la generosidad es un comportamiento genético? A continuación, despejamos todas las incógnitas y por fin sabrás si tu ADN está impregnado de conducta samaritana o si, sencillamente, los seres humanos optamos por adquirir un talante caritativo o elegimos un proceder avaro.


¿El bondadoso nace o se hace?

Pensar que estamos ideados para la indulgencia o para la codicia puede producirte escalofríos. Más, en pleno siglo XXI, momento en el que no parece tan descabellado que los androides nos sustituyan en múltiples funciones. ¿Decidimos sobre nuestras actuaciones o nuestra genética tiene la culpa de que tengamos o no el puño cerrado? ¿Las experiencias nos transforman en eso o es fruto del destino que prefiramos guardar sigilosamente la cartera cuando de pagar se trata?

¿Estamos programados para ser caritativos o codiciosos?

¿Podríamos estar programados para procesos inamovibles como la lavadora, el lavaplatos o la aspiradora? No hay que ser más papistas que el Papa, pero, a juzgar por los resultados que arrojan los estudios que tomamos como referencia, ya puedes echarte a temblar porque algo de esto hay.

¿Qué dicen los expertos?

Un grupo de psicólogos de la Universidad Hebrea de Jerusalén examinó la actitud de los más de 200 voluntarios a raíz de una situación. Los participantes debían decidir si compartir o no una cantidad de dinero. Según estos estudiosos, avalados por una entidad cuyo cofundador fue, ni más ni menos, que el propio Albert Einstein, el gen denominado argininevasopressin receptor IA se presentaba de manera más extensa en aquellos individuos que elegían repartir sus billetes.

Uno de 30.000

Los científicos de la Universidad de Bonn, en Alemania, corroboraron esta reflexión yendo un paso más allá, demostrando de nuevo que entre los 30.000 genes que posee el ser humano, existe uno que determina la generosidad. Igual que hay otro relacionado con el optimismo y otro, con el pesimismo (pero esto ya lo hablaremos en otro momento). El caso es que estos expertos aseguran que todos aquellos que presentan una variación del susodicho gen reaccionan de una manera más impetuosa a situaciones en las que se debe ser un poquito altruista.

Los euros no engañan

El procedimiento en esta investigación fue totalmente diferente al estudio anterior. Esta vez se sometió a un test de ADN a un centenar de voluntarios de ambos sexos. Los profesionales pusieron a prueba a estos participantes, quienes debían retener una lista de dígitos y repetirla de carrerilla. Después de este examen, cada uno de los protagonistas recibió cinco euros y debía donar la cantidad que deseara a un fin benéfico.

Los resultados fueron de nuevo reveladores. Las personas con este denominado gen de la generosidad, es decir, aquellas provistas de esta modificación genética, entregaban el doble de dinero que aquellos no dotados con esta cualidad. Esta investigación vendría a certificar los resultados que se obtuvieron anteriormente en otros estudios realizados con más de 400 parejas de gemelos en torno a este tema.

En definitiva, y según la ciencia, las ganas de hacer algo bueno por los demás estarían determinadas por nuestro ADN. ¿Y tú, tienes una disposición mucho mayor a la generosidad que otras personas que te rodean? ¿Me puedes dejar 5 euros para la comida?

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