Lopetizarse es caer en las redes de Pablo López. Si, como nosotros, eres uno de los que ha sucumbido a los encantos del malagueño, a partir de ahora no jugarás en El patio solo, ¡pues ya somos muchos!
Una vez te Lopetizas, no hay vuelta atrás. Pero, ¿cuál es esa magia que despierta sentimientos en nosotros? ¿Cómo se expande esta fiebre? Tenemos las razones por las que Pablo López se ha convertido en un hipnotizador a través de las teclas de un piano y unas letras bien cantadas.
– Si de algo no puede separarse Pablo es de su piano. Es imposible tenerle cerca de uno y que se resista a tocarlo.
Adicción o complemento del artista, el piano es el elemento esencial de sus conciertos y de donde nace toda la magia. El piano lopetiza cuando acompaña las canciones del malagueño.
– Sus letras, himnos del corazón.
Si con Te espero aquí no consiguió despertar en ti la más remota emoción, cosa que dudamos, El patio ha llegado para sanar heridas, una canción con la Pablo nos abraza a través de las letras que la inundan. Porque con su música hace que la soledad se sienta lejana.
Luis López, hermano del artista, es una de las personas que acompaña a este en su camino como un ‘hada madrina’ que reparte por doquier las partículas mágicas que generan ejércitos de lopetizados. ¡Y es que, si hablamos de música, los dos hermanos entienden!
El último en caer en las redes de este hechizo ha sido el hijo de Antonio Orozco, artista con el que los López mantienen una gran relación de amistad.
Entonces, ¿estás lopetizado?
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