«Canciones de Diario», el día a día menos cuerdo de Estrella S.

Juani Femenia

El Diario de Estrella amplía páginas con sus reflexiones y tácticas de supervivencia. En estos tiempos tan competitivos ser especialmente sensible no es ya una virtud, sino una necesidad en la que ella cree contra viento y mareos, por muy alterados que vuelen. Cualquier parecido con la realidad todavía no sabemos si es pura coincidencia, pero de lo que sí estamos convencidos es que con humor, Estrella nos llega aún más lejos. Juani Femenía

Lunes, febrero

Lunes, todo el día, y ya me duelen los recordatorios más que las rozaduras de mis maltrechas botas. No pienso reparar en San Valentín como en las páginas de ayer, cuando me despertaban la envidia, las flores de mi compañera Piluca y sus bla, bla, bla… Para colmo, las cigüeñas se han perdido por el espacio aéreo intercontinental. Los osos no hibernan porque ni tienen sueño ni están por la labor de traer críos al mundo. Hasta la fauna se ha rebelado contra el cambio climático, que de seguir así, también va a convocar nuevas elecciones generales ¿Será que el mundo no está preparado?¿O es que no acertamos a dar con la combinación de los tres monos sabios japoneses? Porque mira que son socorridos los tres emoticonos. Aunque dudo mucho que alguien sepa colocarlos en la sucesión correcta. Mejor sordos, ciegos y mudos, que no mantenernos callados porque algún listo que se quiera hacer el sordo, prefiera inventarse como sacarle partido a cualquier dificultad sin que nadie le vea. Y sí, querido diario. Sigo sin novio a la vista, al oído… y al mal gusto, para burlar mi decoro a día de hoy…


Martes, febrero

No es que no me dé cuenta, y si sucede, es tarde para sacar la pata de su propia metedura. El “tierra trágame” no era una expresión que mi tía, incluso demasiado, utilizara para evitar males mayores. _“María, pero qué hija tan guapa tienes…” (eso lo decía por mi hermana) y tras fijar en ella mis ojos escrutadores de gatito de Shrek, no le quedaba otra que añadir:_“A ver, Estrella no es que sea fea…”_ Nunca pude averiguar nada más. Mi espontaneidad desde entonces empezó a trabajar y tanto, que dicen resulto hasta cruel. Eso sí, sin malicia. Y no porque me empeñe en sacarle partido al otro lado de mi persona y en el que raramente nadie se fija, sino porque no consigo encontrar el punto entre la espontaneidad y la sinceridad sin que nadie se dé por aludido. Y todo, porque no entro en el saco de quienes la confunden con la mala educación, donde el “todo vale” y el “sálvese quien pueda” cotizan al alza en bolsa. Razón de más, para permanecer apartada de ese otro mundo que entiende la mayoría y que cada día me sorprende menos. Me temo que voy a pasar una larga temporada disfrutando las delicias de la Tienda Cupcake de la esquina, no sea que la cierren por falta de una clientela, que ha preferido agradar a los demás antes que gustarse a sí misma. Cuestión de buen gusto… y paladar.

Miércoles, febrero

Hecho a medida. Artículo de revista pone de manifiesto mi cruzada por lo auténtico. Para comprobarlo, voy a visitar la tienda de ropa de «teenagers» californianas que acaban de abrir en el Centro Comercial. Dice que tengo que cambiar mi “Storytelling”. Nada que ver con la hija del famoso productor norteamericano de series de TV sobre adolescentes imposibles en Beverly Hills y que es objetivo de los comentarios de revistas a un euro. Este término tan publicitario se refiere al relato de la propia vida, aquella historia positiva o negativa que contamos sobre nosotros mismos y de la que tanto el éxito como el fracaso futuros dependen de él.

…Ya he vuelto. Creo que he desempeñado mi papel de post adolescente con dignidad y me he dado cuenta de dos cosas: Primero, cualquier dependienta por ser más joven, te asusta cuando se dirige a ti en términos de usted. Segundo, una chaqueta monísima rebatió mi susto anterior, mientras que en el probador, una señora muy digna pedía una talla menos de unos pantalones que rompían complejos. Conclusión: si a esta buena mujer le importa poco si ya no le «tutean», cabe en una 38 y encima se gusta a rabiar porque honra a la generación Obregón, está claro que su Storytelling es digno de Oscar de Hollywood. Voy a empezar ahora mismo y tú, mi querido diario, vas a ser testigo de mi secreto. Como en La Bella y La Bestia, la belleza está en el interior.
Uy, me acabó de acordar que tengo cita en el salón para hacerme la cera…

Jueves, febrero

Esto es inaudito, y todavía querrán que no les pillen. Páginas de contactos para casados que se quieran aprovechar del tirón de una aventura sin miedo a ser descubiertos. Total discreción. Un día de éstos me gustaría llamar al programa “Qué falló en lo vuestro” para salir de dudas. Tarde o temprano, te descubres tú solo. Si somos un número primo a cada paso que damos, ¿cómo vamos a salir indemnes de algo tan básico como la fidelidad? Se nota en la mirada, en la piel, en la alegría, en el “no cariño, hoy no me apetece”, la hora de volver a casa tras la reunión… Mentir es ya muy antiguo y no sé si a la larga, compensa. Mentimos en el peso, en la dieta sana que no nos luce, en la primera cita, en la edad, en que el deporte rejuvenece más en la práctica que en la tele, y que si no cuajamos con nadie es porque la injusticia es algo más que un cliché social. Y me pregunto, ¿todavía nos vamos a sincerar con alguien cuyo objetivo es engañar a su pareja con otro exactamente igual…? Me pierdo. En una maratón de tramposos encubiertos y con la firma falsificada de su padre, Pinocho llegaría el último a la meta.

Viernes, febrero

Menudo disgusto me acabo de llevar. Se me ha caído al suelo el gatito de la buena suerte. Adiós pata y adiós fortuna. Si ésta tenía problemas para entrar en casa, ahora sí que mi Maneki-Neko me dejará de saludar con la mano. Me lo regaló mi amiga Marta por mi último cumpleaños y porque la treintena me abrió la depre-necesidad urgente de atraer buenas vibraciones más allá del felpudo de la puerta. He leído que el Kintsukuroi es un arte japonés, que consiste en pegar las piezas de un jarrón tantas veces como se rompa. Cuantos más pedazos mejor, porque el arte de la resistencia prodiga de fortaleza a quien lo pegue y se le rompa una y otra vez. Pero creo que solo es para jarrones, no para este Bobtail que raya en lo friki. Si no soy supersticiosa, ¿por qué me entran escalofríos solo pensar en que habrá un antes y un después del amuleto felino? Razón de más para buscar un suplente que me garantice estabilidad, prosperidad y felicidad. No se trata del calvo de la Lotería, sino de algo más convincente y digno de reconocimiento. Reconozco que se me queda cara de tonta cada vez que el vecino del tercero F me sonríe. Pero al menos, sé que mi único arte y no japonés demostrable, es meter la pata antes que saludarle tímidamente con la mano. A ver si un día, otra extraña casualidad le invita a casa para ayudarme a pegar los pedazos rotos de mi vida.