Las mujeres hemos cuidado este aspecto desde tiempos inmemoriales, pero la mayoría de los varones lo han pasado por alto. Es más el «olor a hombre» que durante siglos ha sido muy popular, ahora es repudiado y criticado. La falta de higiene o el descuido de la misma es algo intolerable en los tiempos que corren.
El método empírico que utilizaron fue de perogrullo y un tanto desagradable. Los hombres recién duchaditos y con camisas frescas se sometieron a un duro entrenamiento. Después, cabría imaginar, que el peor rato se lo llevarían las mujeres oliendo las prendas, una por una y evaluar. Pero no fue así. Es importante tener en cuenta que el sudor en sí mismo no huele. Es la combinación del sudor y ciertas bacterias de nuestro cuerpo, la que genera ese hedor tan insoportable. Afortunadamente, las féminas fueron expuestas al sudor momentos previos a que las bacterias provocaran ese aroma fétido.
Así, los hombres que habían comido más cantidad de frutas y verduras fueron clasificados con un olor más agradable, descrito como más floral, afrutado, dulce y con toques medicinales.