Cuando tenemos alergia, el cuerpo reacciona causando las ronchas, la hinchazón, la anafilaxis… Sin embargo, en la intolerancia no hay detección ni reacción, sino problemas para digerir el alimento dentro del tracto digestivo. Todo ocurre más lentamente y con menos fuegos artificiales pero muy grave de todos modos.
Usamos la leche de vaca como ejemplo. Son diferentes componentes los que causan la alergia y la intolerancia: las proteínas son las que provocan alergia. Los azúcares (llamados lactosa), los que generan intolerancia porque son difíciles de digerir. La “leche de vaca sin lactosa” que encontramos en el supermercado es apta para intolerantes porque se digiere mejor pero no se le puede dar a un alérgico ya que mantiene las proteínas y le provocaría reacción.
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