¿Obsesión por los selfies? ¡Puedes tener un trastorno mental!

Nuria Serena

Como todo en la vida, lo bueno es encontrar el punto medio. Cualquier exceso es nocivo y en el caso de las «autofotos» el tema se nos ha ido de las manos.

Y para estudiar el porqué de esta «fiebre del selfie» y  las consecuencias de esta «pandemia universal» se han puesto manos a la obra en la Universidad Sony Brook de Nueva York.


La conclusión a la que han llegado es «aterradora«:  el uso excesivo de esta moda puede provocar una predisposición a desarrollar un trastorno de ansiedad y depresión en los adolescentes, sobre todo en las mujeres, que tienden a comparar sus realidades con las que ven en este mundo «ideal» de las redes sociales

En resumen, que hay una relación inequívoca entre la baja autoestima y la necesidad de obtener un «momento narcisista» con la publicación de este tipo de fotografías. De hecho, los fans de los selfies pueden estar horas tomando instantáneas para no mostrar ningún defecto visible”.

La Asociación Americana de Psiquiatría ha puesto nombre a este trastorno que padecen millones de personas en el mundo: «selfitis».

Y, aún hay más, ha establecido tres niveles de gravedad ¡y no es broma!

Selfitis Borderline: tomarse fotos de uno mismo al menos 3 veces al día, pero sin llegar a compartirlas en redes sociales.

Selfitis Aguda: tomarse fotos de uno mismo al menos tres veces al día y luego publicarlas todas en redes sociales.

Selfitis Crónica: tomarse fotos de uno mismo «sin control»; cuando una persona se toma más de 6 selfies al día y los comparte en todas sus redes sociales en repetidas ocasiones.

Por ahora, los miembros de la APA advierten que no hay cura para este terrible mal, pero si se cuenta con un tratamiento temporal disponible a través de la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC).

¿Cómo saber si padeces selfitis?

Es muy sencillo: toma asiento, revisa los contenidos multimedia que has subido a rrss y ¡pásmate! Si la mayoría de ellos son fotos en las que sales poniendo morritos, solo o con amigos, jugando con tu mascota, en el gimnasio o tomándote una refrescante caipiriña ¡acude a un profesional y a ver qué puede hacer por tí!

Moraleja: «el problema principal no son las nuevas tecnologías, sino el uso patológico de las mismas«.

 

 

 

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