Como lo lees, la silueta de nuestras extremidades inferiores podría determinar la manera en la que nos comportamos en la intimidad. Pues sí, suena a aquello de «nariz grande…» o «mano grande…». Pero hay expertos que aseguran que la constitución de los individuos guarda relación con nuestra configuración hormonal y, por extensión, con nuestra manera de sentir y demostrar placer.
Antes de nada, debemos recordarte que en el terreno sexual lo que importa es la entrega. Hacer feliz al otro y viceversa supone la razón de ser de las relaciones íntimas. Es decir, ni te subas a la parra por tener unas piernas propias de una máquina del sexo ni le hagas la cruz a una noche de pasión por poseer unas rodillas que no entran en la definición de una persona fogosa.
Tus piernas tampoco te servirán como excusa para darle largas a tu pareja. Aunque es cierto que el pretexto es más elaborado que aquello de «me duele la cabeza», desde luego. Eso sí, aunque solo sea por curiosidad, estaría bien que te miraras en el espejo para comprobar cuál es tu tipo de piernas y qué dice de ti y de tu disposición debajo de las sábanas.
Existen cuatro tipos de piernas atendiendo a su silueta. Las tuyas están en esta lista. Redoble de tambores…
En este apartado se sitúan las piernas que solo se rozan en los tobillos. En este caso, te van el riesgo y la aventura. La creatividad no solo la aplicas en el trabajo, sino en el colchón. Y, por supuesto, si hay algo que adoras es llevar la voz cantante. Te gusta salir de la monotonía e innovar. Tu cajón de la mesita de noche estará a rebosar de juguetes…
Los muslos están en contacto prácticamente al completo, pero tus espinillas no se rozan. ¿Estás en este grupo? Entonces, has de saber que te sientes en sintonía con el romanticismo. Sí, eres dulce, igual que un felino lamiéndose la patita. Pero tu forma de ser en la cama también podría ilustrarse con ese lindo gatito que comienza a ronronear y termina enseñando los dientes.
Es la forma más común: muslos que se tocan en su parte superior y rodillas, pantorrillas y tobillos que se rozan. Esto quiere decir que te decantas por lo tradicional. Un misionero y listo, que tampoco es moco de pavo, ¿no? Contigo no van los experimentos de vanguardia sobre la cama. Eso lo dejas para los fogones. Eso sí, tampoco tienes problema en probar cosas nuevas si es el deseo de tu pareja.
¿Tus piernas están entre las más comunes o son particulares? ¿Estás de acuerdo con el veredicto o lo rechazas de forma contundente? Insistimos, al final, lo que importa en el sexo es el disfrute mutuo.
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