¿Por qué las pilas están en los lineales de las cajas de los súper? No es casualidad

Forman parte de los llamados "productos irracionales"

Ana Más

Hace un mes escaso hablábamos de las estrategias de los supermercados para que compremos más sin darnos cuenta y no sólo eso, sino para que nos llevemos los productos más caros.

Y hablábamos de un tipo de producto muy concreto, aquellos que estaban colocados en la línea de cajas, suelen ser pequeños y normalmente los compramos a pesar de que no tengamos muy claro si lo necesitamos o no.

Es decir, algo tan simple como colocar un producto de forma que parezca que está de oferta en los lineales de las cajas aunque no lo esté, nos incita a comprar. Se denominan productos irracionales y  entre ellos están los chicles, las galletas o el chocolate y por supuesto todo un clásico, las pilas. Que estén en el lineal de caja, justo antes de pagar, no es casualidad.


Pilas en las cajas y otras estrategias

Cuándo llegamos a la caja lo normal es que llevemos todos los artículos que queremos comprar pero allí nos encontramos con productos básicos que responden a necesidades muy concretas, un clarísimo ejemplo son las pilas, que tal y como explican en 20minutos.es, «no suele formar parte de la lista de la compra, pero es susceptible de acabar en la cesta, «por si acaso».

Y no es la única estrategia de los supermercados para que compremos más y lo más caro. Normalmente, los productos que llevamos en nuestra lista de la compra, esto es leche, huevos, aceite, carne o pescado, suelen estar al final del establecimiento, algo que tampoco es casualidad, se trata de una estrategia para que recorramos todos los pasillos  y al final compremos algo que no teníamos previsto.

A esto se añaden otras tácticas como usar colores que hagan más atractivos los productos y nos hagan pensar que lo necesitamos. Una iluminación más cálida nos incitará a coger el producto (en el caso de las frutas, por ejemplo, se trata de conseguir que se vean más rojizas, más maduras y con mejor aspecto) o poner envases grandes de algo junto a la versión en pequeño, así tendremos la sensación de que estamos ahorrando y acabaremos comprando el envase grande.

La temperatura y la música son otros dos factores que estos establecimientos manejan para incitar al comprador a coger determinados productos. Lo normal es que haya una temperatura agradable, en torno a los 22-25 grados, para cómo explican desde el mismo medio, «conseguir que el cliente esté a gusto y esté más tiempo en el supermercado, lo que dispara las posibilidades de que compre más». En el caso de la música potencia el ritmo de nuestra compra, más o menos rápida.