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Para entender el contexto de ‘Supernova’, debemos retroceder a una España en plena transformación. A principios de los años 90, el país estaba en medio de un renacimiento cultural y deportivo, marcado por eventos como los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla en 1992. En este ambiente efervescente, Marta Sánchez emergió como una de las figuras más brillantes del panorama musical español, especialmente después de su famosa actuación para las tropas en el Golfo Pérsico en 1990 con el hit Soldados del amor.
En 1992, ya convertida en una estrella de la música pop tras su salida del grupo Olé Olé, Marta sorprendió al país con un desnudo para la revista Interviú, una maniobra que le reportó la impresionante unos 240.000 euros hoy en día. Su imagen de sex symbol y su carisma la convirtieron en la candidata perfecta para dar el salto a la gran pantalla. Así llegó a sus manos el proyecto de ‘Supernova’, una película dirigida por Juan Miñón.
La trama es tan bizarra como fascinante. Marta Sánchez interpreta a Fénix, una estrella pop que es clonada por los personajes de Javier Gurruchaga y Chus Lampreave, quienes crean una versión maligna de ella llamada Supernova. El estreno de ‘Supernova’ fue un fracaso rotundo. La crítica fue despiadada y la audiencia no respondió bien. Según un artículo de ABC, la premiere no recibió ni un solo aplauso.
Marta Sánchez, evidentemente avergonzada por el resultado, llegó a decir en una entrevista con Vanity Fair en 2012: «Ni la he visto. Me siento tan avergonzada de esa película… Sobre el papel tenía buena pinta. Luego se estropeó porque solo querían utilizar a la sex symbol».
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