Boda por dinero

Casarse ya no es solo una cuestión de amor, el dinero también pesa

Cómo las preocupaciones económicas están cada vez más influyendo en el compromiso matrimonial

Alba García-Fogeda

En las últimas décadas, las motivaciones para casarse están cambiando. Lo que antes parecía una decisión fruto únicamente del amor romántico, hoy se mezcla inevitablemente con factores materiales. Entre ellos, estabilidad financiera, proyecciones de seguridad y expectativas económicas que antes parecían más al margen.

Según un estudio de Psychology Today, el dinero influye decisivamente en la percepción de pareja ideal. Muchas personas valoran más que su futuro cónyuge aporte seguridad económica que una pasión desbordada. «El 56% de los estadounidenses dijeron que preferirían una pareja que brindara seguridad financiera a la sensación de estar «locamente enamorado» (44%)», explican.

Sin embargo, ese factor no necesariamente se traduce en felicidad diaria. Aunque los ingresos elevados pueden reducir preocupaciones o tristeza cotidiana, no garantizan una seguridad emocional.

¿Nuestro sentimiento se ha vuelto transaccional?

Una clara manifestación de esta realidad es la popularidad creciente de libros como Smart Girls Marry Money, que defienden que un matrimonio puede formar parte de una estrategia financiera.

Hay autoras, como Daniela Drake, que argumentan que la pareja no debe ser solo compañera sentimental, sino también un vehículo hacia una vida económica más cómoda, sobre todo en contextos donde las mujeres soportan desigualdades salariales, cargas domésticas o responsabilidades tras el divorcio.

Pero no todo está decidido, un matrimonio cimentado únicamente en la lógica del «qué puedes aportar económicamente» corre el peligro de convertirse en una experiencia vacía, insatisfactoria o incluso conflictiva. Porque al final aunque el dinero puede facilitar condiciones, no sustituye la confianza, la compatibilidad o el apoyo emocional.

Casarse por dinero
Casarse por dinero I Getty

Negar lo innegable a la hora de casarse

No se trata de negar la importancia del dinero, que en muchas ocasiones es imprescindible en una relación, sino saberlo poner en su lugar. El equilibrio parece estar entre reconocer que el amor y la estabilidad económica van de la mano, sin que uno eclipse al otro.

En definitiva, casarse ya no se ve como un acto de pasión, sino como una decisión que implica cabeza y bolsillo.

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