El último informe de Yo No Renuncio del Club de Malasmadres señala que el 82% de las mujeres que han decidido ser madre en España han visto afectada su trayectoria laboral tras la maternidad, ya sea reduciendo su jornada, rechazando un ascenso, cambiando de empleo o abandonando por completo. A esto se suma que muchas sienten que su rendimiento es cuestionado desde que tienen hijos y las empuja a tomar decisiones que frenan su crecimiento profesional.
Además, un alto porcentaje reconoce haber renunciado por pura supervivencia emocional, priorizando su salud mental ante una carga diaria que se vuelve insostenible. Muchas describen ansiedad, agotamiento o sensación de culpa por no poder compatibilizar trabajo, hogar y crianza.
Una mayoría reconoce asumir de forma habitual la mayor parte de las tareas domésticas y de organización, lo que en muchos casos deriva en un desgaste emocional difícil de admitir.
La soledad de la madre que trabaja
El estudio señala que alrededor del 85% de las madres se siente sola desde que tienen hijos por la falta de redes de apoyo y las medidas de conciliación. Muchos no pueden permitirse guarderías privadas, lo que obliga a depender de familiares, con la presión añadida de organizar todo sin ayuda externa.
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Por ello, aunque los retos sean grandes, especialistas en coordinación y salud mental señalan que hay consejos para aliviar la carga y cuidar el bienestar:
Compartir las tareas del hogar y crianza de forma equitativa con la pareja.
Buscar redes de apoyo: familiares, amigos o grupos de otras madres con los que puedas no ocultar la dificultad de ser madre.
Priorizar el autocuidado: establecer pausas, pedir ayuda, y reconocer que la maternidad también puede ser compatible con el bienestar emocional.
Demandar políticas reales de conciliación: flexibilidad horaria, permisos retribuidos, servicios accesibles de cuidado infantil, para que la maternidad no se convierta en un lastre.