
Desde aquellos primeros pasos en los bares de Madrid hasta los escenarios más grandes del país, la intérprete ha sabido convertir cada etapa de su vida en canciones que laten con emoción. Hoy, en el día de su cumpleaños, repasamos su historia a través de cinco temas que reflejan su evolución, su valentía y su inconfundible esencia.
En 2003, con apenas 23 años, Vanesa Martín decidió dejar Málaga para probar suerte en Madrid. Llegó con una guitarra, una libreta de canciones y una maleta llena de sueños. Se subió a escenarios como los del mítico bar El Búho Real y comenzó a tejer su propio camino en la música.
Que se entere Madrid es, con el tiempo, casi una crónica de aquellos comienzos. En ella se respira la mezcla de miedo y determinación de quien busca hacerse un hueco. Una declaración de intenciones que hoy se escucha con la nostalgia de saber que aquel salto de fe fue el inicio de todo.
Su primer álbum, Agua (2006), producido por Carlos Jean, fue su carta de presentación ante el gran público. Dentro de él, Aún no te has ido brilla por su sinceridad y por esa forma tan suya de hablar del amor y la pérdida desde la serenidad.
La canción encarna su voz más íntima y vulnerable, aquella que pronto conectó con un público que encontraba en sus letras el espejo perfecto para sus propias emociones. Con Agua, Vanesa comenzó a dibujar el mapa sonoro que hoy define su carrera: emoción, poesía y una autenticidad que traspasa.
Entre 2012 y 2015, la malagueña vivió una etapa de consolidación no solo como intérprete, sino también como autora. Escribió para artistas como Malú, Raphael, Pastora Soler o India Martínez, y se ganó el respeto de toda la industria por su talento para narrar emociones universales.
No te pude retener nació en esos años y tiene una historia real detrás. Fue compuesta para consolar a una amiga tras una ruptura. En su letra late el desgarro de la pérdida y la aceptación serena del adiós, rasgos que definen su forma de escribir. La canción se convirtió en un símbolo de empatía y sensibilidad, dos pilares de su identidad musical.
Con Munay (2016), Vanesa vivió su gran explosión artística. El álbum fue disco de platino y la llevó a llenar por primera vez el Wizink Center de Madrid, confirmando su lugar entre las grandes voces del pop español.
En Complicidad, Vanesa celebra el vínculo entre dos personas que se entienden sin palabras. Su letra, íntima y luminosa, refleja ese equilibrio entre la pasión y la calma, una dualidad que también marcaba su carrera. La de una artista que, con cada verso, encontraba la complicidad de un público fiel.
Su presente llega de la mano de Casa Mía (2024), un disco en el que Vanesa explora nuevos sonidos sin perder la raíz que la define. La canción que da nombre al álbum no es la más conocida, pero sí una de las más representativas. Es un retrato honesto de quién es hoy.
En Casa Mía encontramos a una artista en paz, que celebra la libertad y la plenitud tras dos décadas de carrera. Su voz suena más cálida y segura que nunca, y la letra, intimista y reflexiva, es una declaración de identidad y de amor propio. Vanesa vuelve a casa, pero lo hace sabiendo que la música siempre fue su verdadero hogar.
Veinte años después de aquellos comienzos en Madrid, la cantante sigue siendo sinónimo de emoción, talento y autenticidad. Cada disco ha sido una etapa vital, cada canción un pedazo de verdad compartida.
MÁS SOBRE: