Los rumores finalmente fueron confirmados. Este miércoles conocíamos la noticia de que La Oreja de Van Gogh regresa de la mano de Amaia Montero. El grupo, que justo hace un año cerró su etapa con Leire Martínez como vocalista, inicia un nostálgico y sonado regreso con los integrantes originales.
No obstante, hay una sonada ausencia: la de Pablo Benegas, guitarrista y compositor, que «aunque sigue formando parte del grupo, ha decidido retirarse una temporada para poder centrarse en su familia y explorar nuevos retos profesionales». Una ausencia a la que le dejan las puertas abiertas de par en par: «Hasta que volvamos a encontrarnos le deseamos todo lo mejor».
Pablo Benegas ha sido y es una figura clave en La Oreja de Van Gogh. Una voz que nunca ha cantado pero que ha hablado alto y claro a través de sus letras. Y es que este es, además de guitarrista, el arquitecto de algunos de los himnos más memorables del pop español.
Aunque la banda donostiarra siempre ha funcionado como un engranaje colectivo, hay canciones que llevan su firma lírica de principio a fin, y que hoy conforman una herencia emocional y artística que trasciende generaciones.
Benegas, nacido en San Sebastián en 1976, ha sido desde los inicios de La Oreja de Van Gogh un pilar creativo. Su sensibilidad para retratar emociones complejas con palabras sencillas ha dado lugar a letras que se han convertido en banda sonora de millones de vidas.
En un grupo donde la composición suele ser compartida, y así lo ha hecho en numerosas ocasiones junto a Xabi San Martín, el otro letrista del grupo, hay una selección de temas que destacan por haber sido escritos íntegramente por él, tanto de la etapa con Amaia Montero como con Leire Martínez.
Estas son 10 de las canciones que Pablo Benegas compuso para La Oreja de Van Gogh y que conforman una de las mejores herencias que deja al grupo:
Estas canciones no solo muestran su talento como letrista, sino también su capacidad para conectar con el público desde la introspección, la crítica social o el desgarro emocional. En ellas, Pablo Benegas no solo escribe: construye mundos.
Su legado en La Oreja de Van Gogh es el de un narrador que, sin alzar la voz, ha sabido dejar huella. En cada verso, en cada metáfora, en cada estribillo que se corea en conciertos y se revive en la radio está la herencia de un compositor que ha hecho de la palabra su instrumento más poderoso.
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