
En muchas ocasiones, los gritos del público eran tan ensordecedores que los propios músicos apenas podían escucharse entre ellos. Y esa dificultad para oír al resto del grupo generó uno de los episodios más curiosos sobre el verdadero significado del trabajo en equipo.
La anécdota, narrada en varias fuentes como ‘The Beatles Anthology’ (2000), el documental ‘The Beatles: The First U.S. Visit’ (1991), entrevistas de Ringo Starr, y recogida en conferencias del músico y conferenciante Salva López, ofrece una potente metáfora sobre el trabajo grupal.
Tras uno de aquellos conciertos caóticos, en los vestuarios, mientras se duchaban, Ringo Starr comentó a sus compañeros lo mucho que había disfrutado tocando ‘All My Loving‘ aquella noche. Lo había sentido diferente, más vibrante, especial. Sin embargo, los otros tres Beatles se miraron entre sí y le dijeron: “Ringo, esa canción no la hemos tocado esta noche”.
Ringo, enjabonándose como si nada, replicó: “Pues yo sí”. La historia provoca risa por lo absurdo, pero esconde una verdad profunda. En un entorno de ruido constante, donde no podían escucharse con claridad, lo más importante se desdibujaba, la música que hacían juntos. La anécdota no solo ilustra las dificultades técnicas que enfrentaban, sino también el valor de comprender el contexto y de escuchar, no solo con los oídos, sino con atención al todo.
La falta de conexión sonora en el escenario llevó al grupo a abandonar las giras en 1966. No se sentían capaces de ofrecer lo que consideraban una actuación musicalmente digna. “Queríamos hacer las cosas bien”, han explicado en distintas ocasiones. La decisión marcó un cambio radical en su trayectoria. Se encerraron en el estudio, donde recuperaron el control total del sonido y pudieron volver a escucharse.
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