
El artista publicó un carrusel de vídeos en su Instagram en el que se ven imágenes de las sesiones de grabación y en el que confiesa que recurrieron a todo tipo de recursos poco convencionales para dar forma al álbum.
«Instrumentos medievales, una silla de playa, mandolinas, nudillos sobre cualquier cosa que nos sonara interesante, metales, latas, ¡salvajismo puro!« escribía el onubense en la publicación. Palabras que dejan entrever la esencia de un gran proyecto que no solo bebe de la tradición musical, sino también de la experimentación más atrevida.
A todo ello se sumaron objetos de los más comunes como latas convertidas en percusión o metales que aportaban fuerza a la melodía. También probó suerte Manuel Carrasco con sus manos sobre una tabla como si de un cajón se tratara.
La anécdota más curiosa llega con la silla de playa, que acabó sumándose al catálogo de «instrumentos» improvisados. En el vídeo puede verse a un músico soplando por uno de los agujeros de la estructura como si se tratara de una flauta travesera. Un gesto que resume a la perfección la libertad con la que el artista impregnó cada sesión de estudio.
Más allá de lo anecdótico, este detalle refleja la frescura con la que nació Pueblo Salvaje II. Un disco concebido sin reglas, abierto a la imaginación.
Manuel Carrasco asegura que esta aventura no se quedó en las paredes del estudio: «Ahora tocamos en directo y que está siendo de lo más bestia que he vivido encima de un escenario», confesaba.
Lo de Madrid se nos fue de las manos, perdimos el coco, el corazón se disparó… pic.twitter.com/0x3iQ3S3yn
— Manuel Carrasco (@manuelcarrasco_) September 14, 2025
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