
Así lo confirmaba también la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), advirtiendo sobre el aumento de casos de COVID-19 debido a esta nueva variante, conocida como NB.1.8.1. Sin embargo, desde la OMS aseguran que el riesgo para la salud pública es bajo. Aún así, esta proliferación de casos pone en evidencia la poca o nula efectividad de las vacunas hasta ahora existentes o la inmunidad adquirida hasta el momento.
Esta nueva variante NB.1.8.1 pertenece a la familia Omicrón, la variante mundial que nos acompaña desde 2022. El primer caso se registra el pasado enero de 2025, concretamente el día 22. Además, su origen geográfico se encuentra en China, coincidiendo su aparición con los brotes de infección registrados en la región. Dada la preocupación global de todo el mundo, la OMS ha dado un paso adelante clasificándola como una «variante bajo monitoreo«.
A pesar de la propagación, desde la OMS han afirmado que esperan que las vacunas aprobadas durante la pandemia sigan siendo eficaces contra esta nueva variante. Eso sí, las recomendaciones están claras y nos llevan a un pasado no tan lejano. Mascarillas, distancias y buena ventilación de espacios cerrados se postulan como una casi obligación para aquellos con síntomas, pero, además, como una consejo para dar voz al famoso dicho: prevenir antes que curar.
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