
Ahora imagina que en el lugar de una persona hay equipaje, maletas u objetos en el maletero. En caso de frenazo brusco, la inercia puede convertir esos bultos en auténticos proyectiles. Si los asientos traseros no tienen el cinturón abrochado, el respaldo puede ceder, dejando vía libre para que todo lo que llevas acabe rápidamente en la parte de delante.
Por eso, incluso cuando viajas solo o con dos personas en las plaza delanteras y el resto del vehículo vacío, abrochar los cinturones traseros resulta una medida de seguridad rápida y factible.
Si te vas de #vacaciones y llevas el maletero cargado, aunque no haya viajeros en la parte trasera, se pueden abrochar esos cinturones de seguridad para evitar que la carga del maletero penetre en el habitáculo en caso de choque. #UnViajeMásSeguro #ConsejosDeVerano pic.twitter.com/6Ga0uzYIDF
— Dir. Gral. Tráfico (@DGTes) July 4, 2024
Que sea recomendable no significa que no tenga respaldo en la normativa. En España, el uso del cinturón es obligatorio en todas las plazas desde hace décadas. Pero esta recomendación va más allá del cumplimiento, responde a un sentido común de autoprotección.
Especialmente en viajes con maletas, compras, equipaje voluminoso o cualquier objeto suelto, abrochar los cinturones traseros crea una barrera extra que sujeta los respaldos y reduce el riesgo de que la carga golpee a los ocupantes.
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