
Hoy nos referimos a una en concreto, conocida como ‘la prueba del ascensor’. De ella han hablado varios exempleados de Jobs, entre ellos un ingeniero que fue clave en el desarrollo del Macintosh II y el iPod original: Michael Dhuey.
Y es que, en general, encontrarte con tu jefe a solas en un ascensor puede ser incómodo, pero en el caso de Jobs podía ser hasta peligroso, explica Dhuey. Este cuenta que les hacía a sus empleados preguntas directas sobre su trabajo, preguntas que tenían que responder de forma contundente y de manera que agradara a su jefe. Algo que no siempre ocurría y que entrañaba un enorme riesgo para el empleado.
Según explica el ingeniero, «uno podía incluso llegar a perder el trabajo«, ya que si el empleado no conseguía impresionar al fundador de Apple con su respuesta este reaccionaba regañando e incluso despidiendo al trabajador en cuestión. Tanto era así que algunos incluso desarrollaron estrategias, como ensayar respuestas para enfrentarse a esta dura ‘prueba del ascensor’.
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