Estás en silencio. Caminando por la calle, sirviéndote un café, mirando distraído el móvil. Y de pronto… ahí está otra vez. Una melodía que no has elegido, pero que insiste en volver. ¿Por qué tengo una canción en bucle?
Durante horas o incluso días, una canción regresa a la mente una y otra vez. Se trata de un fenómeno conocido como ‘earworm‘, también llamado “gusano de oído”. El término procede del alemán Ohrwurm y se utiliza para describir esos fragmentos musicales que se instalan en la cabeza y se repiten sin parar.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, hasta el 98% de la población occidental los ha experimentado alguna vez. En la mayoría de los casos se perciben como una curiosidad inofensiva, aunque algunas personas llegan a considerarlos molestos. La ciencia los clasifica como una forma de actividad mental espontánea, surgen sin que los invoquemos y, muchas veces, sin que podamos deshacernos de ellos fácilmente.
Los earworms no aparecen al azar. Existen factores musicales que los hacen más probables. Un estudio liderado por la musicóloga Kelly Jakubowski analizó más de 3.000 canciones y concluyó que las más propensas a convertirse en earworms compartían estructuras simples, tempos rápidos y melodías fáciles de tararear. El trabajo también reveló que los contornos melódicos ascendentes y descendentes, combinados con repeticiones rítmicas, favorecían que una canción se quedara grabada en la mente.
Entre los temas más mencionados por los participantes del estudio, realizado en Reino Unido, figuran éxitos globales como ‘Bad Romance’ de Lady Gaga, ‘Can’t Get You Out of My Head’ de Kylie Minogue, ‘Don’t Stop Believin’ de Journey’ o ‘Moves Like Jagger’ de Maroon 5. En muchos casos, basta con escuchar apenas unos segundos para que el estribillo se instale durante horas.
Pero, ¿cuáles son los temas más pegadizos de Cadena Dial?
Algunos de los temas que más están repitiéndose en la mente de los oyentes de Dial cumplen con estas características. Entre ellos destacan:
Lejos de ser un capricho del subconsciente, los earworms son una prueba de cómo la música conecta con nuestra mente y nuestras emociones. Ya sea con clásicos internacionales o con las últimas novedades de Dial. La ciencia confirma que esas melodías que se repiten sin cesar forman parte de una experiencia común, tan placentera como misteriosa.
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