
Recientemente un soltero madrileño protagonizó un momento un tanto incómodo al tener que reprender a su cita por su comportamiento. Daniel, un joven ingeniero informático apasionado por los videojuegos y los musicales, se mostró irónico cuando Jesús, su compañero de cena, desvió su atención hacia la camarera en lugar de centrarse en la cita.
La velada comenzó con buenas impresiones, ya que ambos se sintieron atraídos mutuamente. Sin embargo, la situación cambió cuando Jesús, un agente SAC y también amante de los videojuegos y la cultura japonesa, no pudo evitar fijarse en la camarera que les atendía. «Es guapísima«, comentó Jesús, lo que provocó la reacción inmediata de Daniel: «Los ojos, que se te van«.
Jesús intentó justificar su comportamiento, pero finalmente admitió que se ponía nervioso en presencia de mujeres atractivas, pues se considera bisexual. Daniel, un poco entre risas, le recordó que estaban allí para conocerse entre ellos y no para fijarse en otras personas. A pesar de este incidente, ambos decidieron continuar con la cena, aunque la tensión era palpable.
Finalmente era Jesús el que renunciaba a una segunda cita con Daniel, puesto que no había sentido esa chispa o flechazo que necesitaba en su primer encuentro. Estaba claro que su atención durante la cena estaba puesta en otra persona.
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