Seguramente muchas veces te habrás hecho esta pregunta tan sencilla pero nunca habrás encontrado la respuesta adecuada. El amor llega sin avisar y nadie puede impedirlo. Es un sentimiento capaz de sacar lo peor y lo mejor de nosotros pero… ¿por qué ocurre eso?
Según un estudio recogido por BBC, los científicos dividen el enamoramiento en tres fases: deseo, atracción y apego. La primera de ellas está directamente relacionada con las hormonas sexuales. Así, la testosterona y el estrógeno entran en acción cuando comenzamos a sentir deseo por otra persona y se alteran sus niveles (aumenta en hombres y disminuye en mujeres).
Tras encontrar un equilibrio en las hormonas sexuales, llega el turno de la atracción. En esta fase entran en juego una combinación de tres tipos de biomoléculas que transmiten información entre las neuronas: la dopamina (que también se altera con el consumo de drogas como cocaína o éxtasis), la adrenalina (producida en situaciones de estrés, excitación o nerviosismo) y la serotonina (contribuye a mantener el bienestar y la felicidad).
La explosiva mezcla que se produce en nuestro interior durante esta etapa hace que las personas que sienten atracción por otra alteren su estado de ánimo con mucha facilidad antes de llegar a la última y definitiva fase: el apego.
Hay dos hormonas que ayudan a fortalecer el amor a largo plazo si hemos superado con éxito las dos primeras etapas y hemos sido correspondidos. La oxitocina (más conocida como la hormona del amor) y la argipresina son las encargadas de mantener encendida la llama del amor durante un largo periodo de tiempo en el que se consolida el cariño hacia la otra persona. ¡Hasta el amor es muy complejo desde el punto de vista científico!
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