Los estudios se han basado en el brillo, la saturación y el color de las fotografías. El filtro más destacado entre las personas felices sería el «Valencia» en contraposición del «Inkwell» (blanco y negro), que estaría relacionado con personas predispuestas a ser depresivas.
Los parámetros utilizados para medir la depresión en las fotos serían un menor brillo, una saturación más elevada y unos colores más marcados. Tras la creación de un algoritmo, el ordenador identificó de entre 100 imágenes, un 70% correcto de casos de personas con esta enfermedad.
Michael Thase, el director del Programa sobre el estado de ánimo y la ansiedad de la Universidad de Pennsylvania, ha sugerido la idea de que, más adelante, los usuarios puedan dar el consentimiento para que se estudien sus fotografías y así dar con algún problema mental.
Propuso que podría enviarse un mensaje privado a todos aquellos usuarios que pudieran ser proclives a la enfermedad tras el análisis de sus imágenes: «¿Sabías que los tonos y los colores que eliges coinciden con los de las personas que son propensas a la depresión? ¿Te gustaría saber más?»
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