Te quedan un par de meses para llegar a los cuarenta y ya llevas cinco años pensando en este, para ti, fatídico momento. Por favor, ahora más que nunca recuerda las palabras de tu madre: «lo importante es cumplir años». Y los años dan sabiduría. Además, que estás en la flor de la vida, alma de cántaro. Anda que no te quedan cosas por hacer… Entre ellas, aprobar tu asignatura pendiente. No, no hablamos de aprender equilibrismo en cuerda floja, sino de perder peso.
Bien, somos conscientes de que después de haber probado más dietas de las que existen en la faz de la Tierra, no es que albergues muchas esperanzas. Ni siquiera te quedan ganas para escuchar la palabra ‘adelgazar’, un término que ha dado más vueltas en tu cabeza que cualquier otro en las últimas décadas. Te ha hecho sufrir más que tus relaciones de pareja. Pero ¡inténtalo una vez más!
Esta vez no necesitarás la báscula para calcular cantidades. Lo sabemos, en estos casos, comienzas midiendo correctamente tus treinta gramos de pasta. Eso sí, conforme pasa el tiempo, abandonas el peso para calibrar la porción a ojo de buen cubero. ¿Y qué es lo que pasa? Pues que eres una buena nieta de tu abuela y te comportas igual que ella cuando echaba los macarrones en la olla. Toda la bolsa, ¡y a volar!
Y, ni que decir tiene, este método acaba trasladándose al resto de alimentos. En lugar de un filete, dos. Que la ensalada debe ir con una cucharada de aceite, le pones dos más, que no tiene sabor. Con este panorama, pues normal que nunca lograras ese vientre plano que siempre has ansiado.
Con el truco que te proponemos no tendrás más esos quebraderos de cabeza. Además, puede que con tu ajetreo diario, ni siquiera te haga falta echar en el gimnasio todas esas horas que pensabas que necesitabas. Subir la compra hasta el tercer piso sin ascensor, acercar a los niños al colegio, llevarlos a sus actividades extraescolares, visitar al veterinario para la vacuna de tu perro, preparar comidas y cenas… ¡Si con solo relatar la mitad de tus tareas hemos sudado horrores!
La única preparación que debes tener antes de emplear este sencillo método es asimilar que puedes hacerlo. Con la voluntad conseguirás todo lo que te propongas. También perder peso. Y para ello, tan solo tienes que apuntar esta recomendación: incrementa la cantidad de verduras crudas y frutas, y mantente lejos de los fritos y azúcares. Como ves, un truco nada enrevesado que, probablemente ya conocías.
Con esta máxima no solo conseguirás la silueta que deseas a esta edad, sino un cuerpo saludable (por dentro y por fuera). Además, evitarás que tu colesterol se desborde, tu piel lucirá un aspecto inmejorable y mantendrás al otro lado de la calle a las enfermedades cardiovasculares. «¿Por qué no lo hice antes?» Estarás pensando. ¡Estás a tiempo!
Por otro lado, con tu plan obtendrás mejores resultados si, además, duermes las horas que te corresponden. No olvides que la calidad del sueño resulta primordial para todo. No solo para disfrutar de una figura de infarto, también para decirle adiós al estrés.
En resumen, para adelgazar cumplidos los cuarenta, más frutas y verduras en la cesta de la compra. La comida precocinada y la sección de bollería, ¡fuera de tu vista!
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