Dieta sana ¡te damos las claves!

Nuria Serena

Somos lo que comemos… y nuestro exterior está fuertemente condicionado por la salud de nuestro organismo. Por eso, es fundamental para sentirnos bien que cuidemos nuestra alimentación. De ello depende nuestra salud a corto y a largo plazo. Y, aunque te cueste creerlo, también nuestro estado de ánimo.

Asi que vamos a darte algunos consejos prácticos y muy sencillos para seguir una dieta equilibrada, variada y beneficiosa para la salud

Primera premisa: para que nuestra dieta forme parte de un estilo de vida saludable tiene que ser rica en alimentos de origen vegetal y fibra y  baja en grasa de origen animal, en dulces y productos excesivamente calóricos. Vamos, que eso ya lo sabéis, pero queremos darte algunas claves más que os resultarán muy útiles para comenzar a reeducar a nuestro estómago


¡Toma nota!

Si debemos consumir:

2 raciones de verdura diaria, una en la comida y otra en la cena

2 o 3 piezas o raciones de fruta al día

2 a 3 raciones de alimentos proteicos al día (carne, pescado y huevos, de preferencia poco grasos), cereales o féculas ricos en fibra, tales como la pasta, el arroz o el pan integral o las legumbres.

 

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No debemos consumir o procurar evitar:

Azúcar, dulces, bebidas azucaradas, bollería y pastelería industrial y alimentos precocinados.

Muy importante:

Fuera los atracones!!!

Debemos repartir la ingesta alimentaria a lo largo del día. Hacer de 5-6 comidas diarias: desayuno, media mañana, comida, merienda, cena. ¿Qué conseguimos con ello? Favorecer el autocontrol de los alimentos, la ansiedad y repartir el consumo de calorías a lo largo del día.

No saltarnos ninguna comida!!!

No hacer una toma nos despertará un apetito voraz… y esto provocará que acabemos picando y comiendo algún alimento no muy adecuado. Imagínate como llegarás además a la siguiente comida ¡hambriento!.

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Recomendaciones saludables: desayunos y cenas

En el desayuno: recomendable consumir algún lácteo (leche, yogur o queso), algún alimento con fécula (pan, tostadas o cereales) acompañado -o no- por algún alimento proteico, y una fruta.

Esto lo podemos hacer en dos partes si es que eres de los que suele levantarse sin demasiado apetito. Desayunar, por ejemplo, café con leche ( a poder ser desnatada o semidesnatada) y un mini bocadillo. Y ya a media mañana tomar una macedonia de fruta.

En la cena: debe ser equilibrada y ligera. Por eso debería contener verduras crudas o cocinadas, alimentos proteicos magros (carne, pescado o huevos) y una cantidad moderada de alimentos feculentos (pan, pasta, cereales y legumbres).

Un buen ejemplo es prepararnos un puré de calabacín o calabaza con pescado a la plancha y acabar con una fruta.

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