La fuerza de dar las ¡gracias!

Nuria Serena

Decir GRACIAS reporta innumerables beneficios. Entre ellos, mejorar la salud y ser un buen inductor del sueño.

La gratitud, como experiencia, es en sí es una sensación positiva, placentera. Es sano apreciar lo que tenemos de bueno en nuestra vida y dar las gracias por ello, lo que  implica el desarrollo de una determinada actitud ante la vida.

Hay investigaciones que constatan que las personas que cultivan el agradecimiento sienten más emociones positivas -gozo, entusiasmo y amor- y menos emociones negativas – envidia o amargura-. Además, manejan mejor el estrés  e, incluso,  se recuperan más rápidamente de las enfermedades.


Ya lo decía Cicerón: «La gratitud no es solo la mayor de las virtudes, es la madre de todas las demás«.

El filósofo Robert C. Roberts, de la Universidad Baylor, defiende que «las personas agradecidas tienden a estar satisfechas con lo que tienen y por tanto son menos susceptibles a emociones como la decepción, el arrepentimiento y la frustración«.  Estos individuos son felices con pequeñas cosas y en lugar de poner las expectativas muy altas prefieren aprovechar lo que la vida les brinda.

Otro experto en la materia,  Robert Emmons asegura que la gratitud es «un amortiguador del estrés» y concreta que «la gente agradecida es menos propensa a experimentar envidia, enfado, resentimiento, arrepentimiento y otros estados que producen estrés».

Dormir a pierna suelta

 

Menos estrés y mejor sueño. Una cosa lleva a la otra. Un estudio de 2011 desvelaba que las personas que pasaban 15 minutos antes de dormir repasando las cosas por las que estaban agradecidas, se dormían más rápido y durante más tiempo.

De bien nacido es ser agradecido… y esto, a su vez, refuerza las relaciones sociales y nos descubre cómo otras personas nos han apoyado. Reconocemos el esfuerzo que otros han hecho por nosotros.

Agradecimiento y optimismo están intrínsecamente relacionados y se vinculan con un mejor funcionamiento del sistema inmunológico. Sorprende también comprobar como una persona que cultiva una emoción positiva como la gratitud provoca una mejora en el funcionamiento del ritmo cardíaco y una disminución de la presión arterial, como demostró el estudio titulado El corazón agradecido del Instituto HeartMath.

Así que, ya sabes ¡no dejes de dar las gracias! Hazlo de corazón y tu cuerpo y mente te lo agradecerán

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