El rencor nos impide avanzar y cerrar heridas. A veces, estancarse en la venganza es injusto para los demás, pero sobre todo lo es para nosotros mismos. Aprender a perdonar nos liberará de una gran carga emocional y nos hará sentir mucho mejor.
Begoña se casó con un amigo del instituto. Crecieron juntos y formaron una familia. Pero tras 31 años de matrimonio, él le confesó que no se sentía como antes. Begoña le propuso cambiar las normas de la relación y hacer cosas nuevas, pero él se cerró por completo. Finalmente, llevó a una chica de compañía casa de ambos y lo pagó con una tarjeta común. Lo que más le dolió a Begoña fue la falta de comunicación. Asegura que su relación estaba en un buen momento y que no se lo esperaba. También reconoce que le ha costado volver a ser ella misma, pero que ya no siente rencor hacia su exmarido.