Con la pandemia, la situación se ha agravado y otro estudio, JAMA Pediatrics, señala que los síntomas de depresión se han multiplicado por dos en niños y adolescentes en comparación con años anteriores.
Para concienciar de este problema que no sólo afecta a los adolescentes, sino a gran parte de la población se conmemora el Día Europeo de la Depresión (DED). cada primer jueves de octubre desde hace 17 años.
Cómo detectar la depresión en un adolescente
La depresión es una enfermedad que se puede prevenir y también tratar. Lo importante es detectarla a tiempo. Hay algunas señales que pueden dar la voz de alarma:
cambios en el estado de ánimo
irritabilidad y agresividad
descuido personal y de higiene
descenso del rendimiento académico
conductas de riesgo (sexuales, de abuso de sustancias o delictivas)
La adolescencia, una edad vulnerable
Según los expertos, aunque la depresión puede diagnosticarse desde la infancia, hay una etapa especialmente vulnerable: la adolescencia.
El motivo es que el adolescente está pasando por una época de desarrollo personal, de crisis de identidad y busca referentes más allá de los familiares
Por eso, es importante que se cree un clima de confianza y comunicación en la familia, que puedan expresar sus miedos sin riesgo de ser juzgados.
Factores detonantes
Según Amalia Gordóvil, experta de la UOC, existen factores «de riesgo», que pueden aumentar las posibilidades de padecer depresión:
que algún miembro de la familia consuma sustancias
que haya alguna persona con depresión en su núcleo familiar
abusos
maltratos
acoso escolar
Los errores más comunes que comenten los padres
Para la experta la respuesta es clara:
la mejor ayuda que pueden ofrecer los progenitores a sus hijos es servirles de modelo
darles herramientas para gestionar las situaciones estresantes de forma saludable. «Si tus hijos ven que ante un mal día en el trabajo te quejas y te bebes un gin-tonic para olvidarlo, o te tomas un ansiolítico, les estás transmitiendo que la regulación emocional pasa por el uso de sustancias. Esto no es un buen mecanismo de afrontamiento», señala.
Loading ...
Los mayores errores pasan por invalidar las emociones de los hijos, transmitiendo mensajes como «esto que te pasa no es nada», «yo a tu edad no tenía esas tonterías en la cabeza» o «venga, espabila, que la vida no es fácil». Tampoco son sanos el «no eres capaz» y el «no eres suficiente»