El humorista comienza llamando por una avería notable en el teléfono de esta atrevida, la cual no tiene apenas tonos. Como anda liada, va a despacharle rápido y va a pasarle el marrón a Conchi, compañera de esa cafetería que va a partirse de risa.
Entre el dakitú y la risa contagiosa de la oyente, la bromita va a alcanzar una conversación de lo más surrealista: «Pero si este teléfono solo lo utilizo para hacer algún pedido«, reclamaba la mujer.
MÁS SOBRE: