y es que antes de ponerse en marcha los abonos, los viajeros de media distancia se movían con abonos de diez, treinta y cincuenta viajes, que iban gastando según lo necesitaban y si por cualquier circunstancia no podían utilizarlo, podían anular o cambiar la reserva con cierta antelación si no querían perder el importe del billete.
Los abonos gratuitos sin embargo hasta ahora, en caso de que el viajero no utilizara la reserva, no le penalizaba, algo que ha favorecido que algunos viajeros reservaran en horarios diferentes, para después utilizar el que más les convenía sin desbloquear el resto, algo que ha creado serios problemas en trayectos regionales como Galicia o Castilla-La Mancha.
Por eso Renfe ha decidido cambiar a partir del viernes el sistema de reservas, añadiendo un par de restricciones: limitar la reserva a un máximo de cuatro diarias, dos de ida y dos de vuelta (algo que hacen con idea de no perjudicar a las personas con jornada laboral partida o que van a comer a sus domicilios) y en segundo lugar impedir que el viajero reserve el billete de vuelta hasta que no se haya producido el viaje de ida, eso si, con un margen de tiempo razonable para ejecutarla.
Tal cómo recoge el periódico El país, fuentes de Renfe explican que, «Se trata de garantizar el buen uso de los abonos gratuitos para viajeros recurrentes y de que se puedan beneficiar de la medida el mayor número de personas posibles».
Para tener acceso a estos abonos, se debe pagar una fianza de veinte euros que se devolverá a partir del 31 de diciembre, cuando termine la promoción, eso si, siempre que el viajero demuestre que ha realizado al menos 16 viajes.