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Cómo proteger a los niños de los efectos nocivos del cloro

Puede resultar dañino en algunos casos para los más pequeños

Ana Más

No cabe duda de que una de las cosas más divertidas y refrescantes para grandes y pequeños es ir a la piscina en verano. Pero a menudo estas suelen estar tratadas con compuestos químicos, sobre todo cloro, que pueden ser dañinos o irritantes sobre todo para los peques. Te contamos como minimizar los riesgos sin tener que prescindir de los baños.

Y es que la mayoría de las piscinas se suelen desinfectar con cloro, ya que es el método más eficaz y barato. Por eso está presente en pequeñas cantidades, en el tratamiento del agua que bebemos o, en mayores cantidades, en las piscinas. Aunque se trata de un elemento necesario para mantener la piscina libre de virus y bacterias, también es un elemento irritante que puede hacer que se resequen la piel, los ojos y el pelo y por eso debemos tomar algunas precauciones para evitar riesgos.

En declaraciones a la web tucanaldesalud.es, la doctora Cristina Ortega Casanueva, especialista en alergología pediátrica, explica que «al chapotear, las vías aéreas entran en contacto con los productos irritantes presentes en el agua de la piscina y pueden desencadenarse crisis de broncoespasmos con tos, pitidos en el pecho o fatiga respiratoria» y por ello insiste en la importancia de «controlar y limitar el tiempo de baño de los más pequeños«.


Cómo proteger a los niños del cloro

Para evitar riesgos con el cloro hay algunas cosas que podemos hacer. La primera de ellas es ducharnos antes y después de entrar en la piscina, ya que la mezcla del cloro con materias como el sudor o la orina (de ahí la importancia de evitar escapes de orina en los bebés), provocan que se cree la cloramina, algo que aumenta la toxicidad del agua.

Así, tal y como recoge la web de todopapas, «una ducha antes de entrar reduce la cantidad de compuestos dañinos. Y después permite eliminar la parte del cloro que quede en la piel, pelo y ojos, limitando sus efectos irritantes

Otra buena medida para evitar riesgos innecesarios es proteger los ojos y la piel. En el primer caso bastará con utilizar unas gafas de buceo, esto reduce en gran medida el riesgo de conjuntivitis, y para proteger la piel bastará con darse una ducha e hidratar la piel, esto la protegerá de la sequedad.

Además de limitar el tiempo de exposición al baño, debemos evitar en la medida de lo posible que los pequeños se traguen el agua y por supuesto acudir a piscinas que cumplan con las medidas correctas de higiene.

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