Ahora, con En el nombre de Rocío, es el turno de aclarar las polémicas que han perseguido siempre a la familia Mohedano y el porqué del enfrentamiento con sus hermanos y sus tíos tras la muerte de su madre, Rocío Jurado.
En el adelanto del noveno episodio de esta nueva docuserie Rocío Carrasco se traslada a aquel 1 de enero de 2006, a aquella «eterna madrugá» en la que ‘la más grande’ se despedía del mundo. Mientras todo esto ocurría, y en medio de todo el dolor que conlleva perder a una madre, Rocío Carrasco era consciente de las tensiones que había entre José Ortega Cano y Gloria y Amador Mohedano. ¿La razón? Unas propiedades de Rocío Jurado ante la que tenían puestos sus intereses.
Tal y como narra Rocío Carrasco, estos no fueron nada disimulados al respecto ni trataron de ocultar su interés en unas propiedades concretas que tenían una particularidad: no estaban incluidas en el testamento de Rocío Jurado.
«A partir de ese día con mi familia termina explotando. Cada uno termina por un sitio. Algunos juntos y otros por nuestro camino«, expresó la hija de Rocío Carrasco sobre el día de la muerte de su madre. Y es que siempre destacaron que Rocío Jurado era quien había logrado mantener unida a la familia, pero cuando ella se marchó lo hizo también el pilar que mantenía todo en pie, desmoronándose por completo.
Rocío Carrasco fue nombrada heredera universal en el testamento de su madre. A ella le pertenecía el patrimonio de la artista, así como los trajes, joyas y derechos de las canciones. Esta también recibió la casa de Miami y la finca El Administrador. José Ortega Cano, por su parte, obtuvo su parte de Yerbabuena. Gloria Camila se quedó con la casa de Chipiona y la finca de Los Naranjos a repartir son su tío Amador.
MÁS SOBRE: