Esta nueva medida pertenece a una de las iniciativas del proyecto proMETEO, que está en fase de pruebas y cuyo único fin es catalogar y poner nombre a las olas de calor que sucederán próximamente para alertar a la población de los posibles efectos que generan sobre la salud de las personas. Esta iniciativa se implementará por primera vez en Sevilla, donde se ha instalado la sede, para paliar el aumento de las olas de calor, que son cada vez más frecuentes. En esta medida además de participar el consistorio de la capital hispalense, también participan la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), la Universidad de Sevilla (US) y la Universidad de Pablo de Olavide (UPO), el Instituto Carlos III, la Oficina Española del Cambio Climático, la Alianza para el Día Después y LifeWatch Eric.
Este proyecto en piloto estudiará durante al menos un año la posibilidad de desarrollar e instaurar un sistema de alertas, que notifique la llegada de una ola de calor y cómo puede afectar a la salud de sus ciudadanos teniendo en cuenta las condiciones climáticas que ha presentado Sevilla a lo largo de la historia.
Un grupo de expertos ha creado un algoritmo que identifica las olas de calor con días de antelación y las clasifica en diferentes niveles, según el impacto que puede generar en la población. Concretamente, las olas de calor se clasificarán en cinco categorías bien diferenciadas: olas de calor con nombre y que tienen un riesgo muy elevado para la salud; ola de calor que suponen un nivel de alerta elevado y episodio de calor, que cuenta con un impacto medio o muy bajo; y calor sin impacto.
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