El autor explica en cuerpomente.com que un primer signo de madurez puede que sea comprender que el ser humano pasa por diferentes etapas, como el año por sus estaciones. La madurez puede ser una etapa muy bonita si sabemos vivirla con la experiencia que hemos acumulado.
Entre sus beneficios Miralles habla de ‘valorar más el tiempo’ y es que en esta época de la vida somos más conscientes del valor del tiempo y comenzamos a no malgastarlo sino todo lo contrario, a cuidarlo.
Pero este no es el único beneficio de estar viviendo la madurez, que según el autor nos ofrece otro regalo, dejamos de fingir porque «ya hemos vivido suficiente para saber que no ocurre nada si no vamos a una fiesta, o si aplazamos un compromiso». Generalmente además con la edad nos volvemos más generosos y empáticos que cuando éramos jóvenes y tenemos una mayor necesidad de autoafirmarnos y para ello nos creemos el centro del universo.
Y señala algunos otros beneficios de este momento vital como el de darle menos importancia al aspecto físico, aunque no por ello lo descuidemos. Estamos pendientes de cuidarnos, de hacer ejercicio y cuidar la dieta pero para sentirnos a gusto, no para gustar a los demás. Esto implica que cuando conocemos a alguien cobren mucho peso aspectos como la conversación o la simpatía. Además somos conscientes de nuestra fragilidad y de que no somos eternos y esto hace que nos divirtamos más y mejor y disfrutemos cada momento.
El autor además da algunas pautas para disfrutar de la madurez como:
Desde Vogue se refieren a un estudio de la marca Nivea para conocer la percepción personal sobre la belleza y los cuidados de las mujeres españolas de entre 45 y 70 años y del que se deduce que el 90% de las encuestadas se sienten seguras de sí mismas y bien en su propia piel.
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