
La música puede ser ese empujón que abre la puerta y deja salir las emociones. Por eso, hemos preparado una selección de cinco canciones que acompañan en ese momento de desahogo, cuando soltar una lágrima no es un signo de debilidad, sino de seguir en adelante con la mente y el corazón más ligero.
El cantante de Alcázar de San Juan se ha convertido en un referente de la emoción hecha canción con su disco La Jauría. En Competir, habla de esas batallas internas que todos libramos y de como a veces sentirnos vulnerables no nos hace débiles. Con frases como «echo de menos competir por ver quién lo haría mejor, sabiendo que estabas sacando mi mejor versión», escucharla es mirarse al espejo, soltar lo que pesa y aprender a valorar a aquellas personas que te ayudan a estar bien.
La voz a la melancolía y al desamor la pone Antonio Orozco con esta canción que cala hondo. Con canciones como esta nos recuerda la importancia de mostrar el amor a las personas que más quieres y cómo la música puede acompañar ese momento con frases como «llevaba una vida esperándote aquí. Y ahora tan cerca y comiéndote a versos». Escucharla es permitir que las emociones fluyan y darle espacio al corazón para sanar de esa nostalgia tan recurrente.
Con Mientes, el grupo mexicano puso énfasis a la decepción y al desengaño. Este himno de los 2000 sigue llegando a sus fans y es que es imposible escucharla sin sentir que, a veces, llorar también es parte de sanar y pasar página. «Llegas, cuando estoy a punto de olvidarte. Busca tu camino en otra parte, mientras busco el tiempo que perdí, que hoy estoy mejor sin ti».
Leiva nos regala una canción que explora las complejidades del amor y la vulnerabilidad. Con versos como «esa vaina de estar por el aire solo es química a saco», la canción aborda cómo las emociones pueden surgir de manera inesperada y fugaz. Escucharla es sumergirse en una reflexión profunda sobre los sentimientos, permitiendo que la música acompañe ese momento de introspección.
El grupo zaragozano no recuerda en este tema que los momentos felices a veces se escapan demasiado rápido. Con versos como «no quedan días de verano, el viento se los llevó», la canción refleja esa sensación de nostalgia que sentimos cuando la época estival termina y vuelve la rutina.
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