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A quien madruga… y otros mitos que la ciencia ya ha desmontado: los riesgos de madrugar en exceso

No solo se trata de las horas de sueño, sino de los hábitos que las acompañan

MARTA DEL AMO
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El refrán ‘A quien madruga, Dios le ayuda‘ es uno de los más conocidos, el cual se dice con el fin de encontrar lo beneficioso de madrugar. Un completo dicho que sirve como modo de disciplina y para sacar la máxima productividad de cada uno. No obstante, ha sido la ciencia la encargada de desmontar este mito, y es que no siempre madrugar es algo saludable. De hecho, hacerlo en exceso puede llegar a ser incluso perjudicial.

Principalmente, es importante comprender que no todas las personas están hechas para levantarse temprano. Cada uno de nosotros cuenta con su propio cronotipo, es decir, un reloj biológico que define a qué hora nuestra productividad es mayor. De ahí nacen los diferentes tipos: cronotipo matutino o vespertino. Por ello mismo, forzarse a algo para lo que nuestro cuerpo no está preparado puede llegar a tener consecuencias como irritabilidad, fatiga o incluso alteraciones en nuestro estado de ánimo.

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Los riesgos de madrugar en exceso que no todo el mundo conoce

Cabe mencionar que levantarse temprano sí que puede tener beneficios tales como la reducción del riesgo de depresión, según señalan varios estudios científicos. Sin embargo, esto solo se vuelve realidad siempre y cuando se cumplan las horas de sueño necesarias, que oscila entre las siete u ocho horas.

Como efectos contrarios, también existen algunos riesgos a los que nos puede conllevar el madrugar en exceso. Entre ellos, esta actividad puede alterar los niveles del cortisol, la hormona del estrés, lo que provoca un despertar más brusco y, por ende, genera tensión tanto física como mental desde primera hora. Unas consecuencias que, a posteriori, pueden determinar en ansiedad, dolores musculares o fatiga crónica.

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Además, también hay que prestar atención a cómo madrugamos. Es decir, el retrasar el desayuno hasta pasadas las 9 de la mañana, por ejemplo, puede determinar en un desarrollo de diabetes 2. Unos riesgos ante los que se ha de ser consciente y prestar así la mayor de las atenciones y cuidados a nuestra salud a la hora de dormir y, cómo no, a la hora de despertarnos. No solo se tarta de la cantidad de horas dormidas, sino de los hábitos que las acompañan.

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