
Este lanzamiento no solo recupera un disco fundamental de su trayectoria, también transforma su esencia en un objeto físico cargado de simbolismo. El color y la textura del vinilo evocan la melancolía y el carácter que atraviesan las canciones que forman parte de él, convirtiéndose en una pieza que apela a la memoria emocional del pop de los 2000 como a la estética musical.
Publicado en marzo de 2005, Pájaros en la cabeza sigue considerándose uno de los trabajos más completos y representativos de Amaral. Producido por Cameron Jenkins, el disco reúne 14 canciones que viajan entre la introspección, la poesía y el pop-rock más destacado de los 200.
Temas como El universo sobre mí, Días de verano, Marta, Sebas, Guille y los demás o Revolución se convirtieron rápidamente en himnos generacionales.
La vigencia del disco se explica, en parte, por la variedad emocional de la letra de sus canciones. El universo sobre mí se ha mantenido como una declaración de libertad y anhelo que muchos seguidores siguen reivindicando dos décadas después. Marta, Sebas, Guille y los demás, por su parte es un retrato de la amistad y como evolucionan los grupos de amigos a lo largo del tiempo.
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