
Es el caso de la llamada ‘prueba del desayuno’ que algunos reclutadores utilizan para pillar desprevenidos a los entrevistados y analizar su reacción. Esta prueba fue ideada por Walt Bettinger, director ejecutivo de la firma financiera estadounidense Charles Schwab Corporation.
La dinámica es sencilla, pero tiene truco. Se invita a los aspirantes a desayunar y, antes de que lleguen, se solicita al responsable del restaurante o cafetería que se equivoque deliberadamente en el pedido. ¿El objetivo? Observar cómo reaccionan los candidatos ante un contratiempo cotidiano. «Todos cometemos errores. La cuestión es cómo los afrontamos y si mantenemos el respeto cuando otras personas se equivocan«, expresaba Bettinger en declaraciones al medio alemán, Merkur.
Una estrategia que ha generado un intenso debate en redes sociales, pues mientras algunos la consideran brillante, otros la ven algo manipuladora y poco ética. «Me gusta la idea: desayunas y ves la verdadera cara de la otra persona», «Gran parte del éxito profesional depende de cómo tratas a la gente«, comentaban algunos.
Daniel Wörz, gerente de proyectos de Recursos Humanos en Ippen.Media, ofrece una respuesta ideal ante este tipo de situaciones: «Debes mantener la calma, agradecer al camarero y preguntar: ‘Oye, ¿esto es para mí? Es decir, pedí esto y aquello…’«. Para él, esta actitud genera una conversación natural y demuestra madurez emocional.
No obstante, el experto no está del todo de acuerdo con este tipo de técnicas. «Cualquiera que todavía use estos trucos hoy en día está desfasado«. Wörz defiende que las entrevistas deben centrarse en evaluar competencias reales mediante tareas prácticas o ejercicios en equipo. «La prueba debe ser relevante para la futura tarea y el puesto dentro de la empresa«, afirma.
Y concluye que el éxito de una entrevista no debería depender de una reacción ante un error fingido, sino de la autenticidad, el respeto mutuo y la capacidad de generar confianza desde el primer encuentro.
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