
De hecho, el 12% de los ingresos hospitalarios son consecuencia de los efectos secundarios del consumo frecuente de analgésicos tan habituales como el paracetamol o el ibuprofeno, explicaban desde el mismo medio.
Y precisamente de ello ha hablado la farmacéutica María de los Ángeles García, conocida popularmente como Boticaria García, que ha explicado que el ibuprofeno no sabe dónde tiene que actuar, sino que recorre nuestro cuerpo a ciegas buscando unos receptores donde acoplarse: »El ibuprofeno no tiene ni la menor idea de dónde está el dolor. No sabe si te duele la rodilla o la cabeza y va recorriendo todo el cuerpo», explica, y se refiere a estos receptores o enzimas en concreto, que se llaman COX-1 que están ubicados en el estómago, donde el ibuprofeno cuando se une a ellos bloquea a las moléculas que producen el dol0r, la inflamación y la fiebre.
Esta lo compara con ‘el juego de las sillas’. Si el ibuprofeno se une a estos receptores, cuando llegan los malos de la película no pueden acoplarse ni producir el dolor, explica. Pero estos receptores, además de producir las moléculas del dolor, también sintetizan compuestos como el moco, que protege la mucosa gástrica.
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