
Cabe mencionar que en nuestro país todo aquel dinero que se entregue sin recibir nada a cambio se establece como una donación, por lo que hay que declararlo a través del Impuesto de Sucesiones y Donaciones. Esto es una realidad de la que no todo el mundo es consciente. Y es que no vale con tacharlo de un regalo o un simple favor. Estas transacciones serán interpretadas desde Hacienda como lo que son: una donación.
A pesar de que no existe una cifra clara que determine esta situación, sí que existen ciertas cantidades que activan las alarmas. Es más, si transfieres más de 6.000 euros desde tu propio banco, seas del que seas, pueden notificarlo a Hacienda. Esto no quiere decir que te metas directamente en problemas, pero sí que tengas que explicar el origen y el motivo de esta operación.
Si hablamos de 10.000 euros la cosa ya se pone más seria. Y es que no solo se activa el aviso que también se haría con cantidades inferiores, sino que, además, lo más probable es que tengas que declarar la donación en sí. En el caso de que declararlo no sea una opción para ti, las consecuencias pueden hacerte que te lo replantees.
Estas mismas pueden suponer un pago mínimo de 600 euros y subir hasta el 50% del dinero donado. Por si fuera poco, si desde la Agencia Tributaria detectan algún tipo de irregularidad, pueden abrir un expediente y embargar cuentas si así lo consideran necesario.
Además, tienes que tener en cuenta que cada Comunidad Autónoma tiene sus propias normas e impuestos. En el caso de Madrid, por ejemplo, hay ciertas bonificaciones importantes entre padres e hijos, pero si hablamos de Aragón, los impuestos pueden llegar a ser mucho más altos.
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