
Al final, ser el encargado de abrir una noche tan esperada no solo supone una oportunidad para demostrar talento ante miles de personas, sino también un tipo de convivencia y aprendizaje junto a artistas que ya han recorrido el camino del éxito.
A veces, esos veinte o treinta minutos iniciales bastan para marcar un antes y un después. Es el primer contacto con un público que tal vez no te conoce, pero que puede convertirse en tu seguidor más fiel. Para muchos artistas, ese breve espacio en el escenario representa una mezcla de vértigo y emoción, una oportunidad irrepetible para dejar huella y demostrar que están preparados.
Uno de los ejemplos más recordados es el de Loquillo y Los Trogloditas, que pusieron el broche de oro a su historia abriendo para The Rolling Stones en 2007. Aquella noche en El Ejido marcó el final de una era. El Loco se despidió de su banda ante 30.000 personas, compartiendo cartel con Mick Jagger y compañía.
Años después, Leiva siguió ese mismo camino cuando, en 2014, se subió al escenario del Santiago Bernabéu como telonero de los Stones. Lo acompañaron Carlos Tarque (M-Clan) y Ariel Rot, en una noche que le permitió mostrar su música ante 40.000 personas. Ya por entonces se consolidaba como una de las voces más personales del pop rock español.
El turno más reciente fue para Sidonie, que en 2022 abrió el concierto del grupo británico en Madrid.
No solo el rock ha dado estas oportunidades. Dani Martín abrió en 2011 el concierto de Shakira en Barcelona, presentando su disco Pequeño ante miles de fans de la colombiana.
Una década antes, Coti también había compartido escenario con ella durante el Tour de la Mangosta en Las Ventas mientras presentaba su primer álbum.
Y si de pop juvenil hablamos, Abraham Mateo vivió su propio sueño adolescente al telonear a One Direction en Latinoamérica y España durante la gira Where We Are. El gaditano, entonces con apenas 15 años, se ganó a las ‘directioners’ con temas como Señorita y Lánzalo, abriendo una etapa internacional en su carrera.
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