
Todas las parejas atraviesan turbulencias. Mantener vivo el amor no siempre es sencillo. Y la chispa de los primeros meses empieza a parecerse más a una brasa apagada. En esos momentos críticos aparece la temida coletilla. Y lo peor es que muchas veces se convierte en un disparo directo a la autoestima.
La psicóloga Silvia Congost, experta en autoestima y dependencia emocional, no se anda con rodeos a la hora de analizar esta situación. Lo ha visto mil veces en consulta y en redes sociales lo deja aún más claro: pedir tiempo no es una caricia, sino un acto egoísta. En sus propias palabras: «Jamás están pensando en ti cuando te dicen eso«.
¿Por qué alguien recurre a ese «tiempo»? Según Congost, hay varias razones, pero una de las más dolorosas tiene nombre y apellidos, la aparición de una tercera persona. Esa «pausa» suele hacerse para probar qué se siente con alguien nuevo mientras la otra parte queda congelada en la incertidumbre.
Lo curioso es que muchas mujeres aceptan esa dinámica. No por ingenuidad, aclara la psicóloga, sino porque el golpe emocional paraliza y deja sin capacidad de reacción. Es el típico shock que te impide contestar con claridad en el momento, aunque por dentro algo te grite que la jugada no pinta nada bien.
La recomendación de Congost es tajante: «Espero que tu conclusión sea que no, para que no vuelvas, porque si vuelves la puerta va a estar cerrada«. Si alguien duda de ti, lo que necesita no es tiempo, sino una despedida.
MÁS SOBRE: