Antonio Orozco

La historia de Antonio y el sello de Orozco: Análisis de ‘El tiempo no es oro’, su nuevo disco

Cuatro años de trabajo, personal y musical, reflejados a la perfección

Marcos Aceña

Antonio Orozco ya nos había avisado de que ‘El tiempo no es oro’ es el disco de su vida, y ahora, después de escucharlo al completo, no tengo otra opción más que darle la razón. Y no hablo de cifras, sino de verdad, porque el artista se ha desnudado para convertir su etapa actual en un puñado de canciones con una producción exquisita, en las que hasta la voz de nuestro admirado artista se percibe diferente, como si por el micrófono se hubiera colado un halo de sensibilidad especial.

La portada del disco es un retrato suyo, y no podría haber elegido mejor, ya que sus 11 composiciones musicales también lo son. A lo largo de todas ellas se atreve a hablar sobre aquellos aspectos que realmente son importantes para la vida de una persona, hace referencia a los grandes éxitos que han marcado su vida, les dedica las cartas de amor más puras a sus hijos y le pone voz, en forma de canción, a la ansiedad. La historia de Antonio y el sello de Orozco marcan el álbum que significa un punto de inflexión en la carrera del artista.

 

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Antonio Orozco y el arte de cuidar cada detalle

La apertura del disco viene dada por ‘La llamada’, un interludio protagonizado por instrumentos de cuerda que podría ser la banda sonora de cualquier película relevante y que en sus últimos segundos se funde con los pitidos clásicos de una llamada de teléfono convencional. Puede parecer un inicio de álbum sin más pretensiones, pero en este proyecto nada está hecho porque sí, así que retenlo en la mente porque un poco más adelante tendremos que volver hasta esta melodía.

El tiempo es efímero, se esfuma a golpe de reloj mientras lo disfrutamos, pero a su vez es lo más valioso que tenemos. Sin oro podemos vivir, pero ¿Qué pasa cuando se acaba el tiempo? Esta es la reflexión que Antonio Orozco hace, de manera magistral, en el primer tema cantado del disco, con el que comparte título, defendiendo la idea que defiende que lo que más le gustaría al oro sería convertirse en tiempo, que es el «préstamo de valientes».

Algo a destacar de este disco es que la mayoría de canciones están conectadas por una serie de elementos sonoros como es el caso de las agujas del reloj, que dan paso a ‘Lo inevitable’, un tema marcado por la percusión que desencadena en un último puente donde la potencia musical y vocal crecen exponencialmente para cantarle a la persona que, en sus propias palabras, le robó el alma.

Poco más se puede decir de ‘Te juro que no hay un segundo que no piense en ti’, el tema que dedica a su hija, que se escogió como anticipo del disco pese a que en un primer momento el artista dudara de incluirlo en el repertorio y que ya se ha convertido en una de las canciones más dedicadas de la música en español gracias a la sensibilidad de su letra. Y es que ha pasado de casi quedarse guardada en un cajón a transformarse en el que será sin lugar a dudas uno de los temas que permanezcan, por el resto de los tiempos, en la cabecera de su discografía.

‘Te estaba esperando’ es uno de los temas más pop del disco, de los que recuerdan al Antonio Orozco de algunos discos atrás. Su letra está dedicada a una de las personas imprescindibles de su día a día, su hijo Jan, a quien le canta: «No lo ves, la letra no habla de mí, habla de toda la mierda y del mundo vacío que vivo sin ti».

Llegando al ecuador de este proyecto tan ambicioso nos topamos con ‘El problema fue la solución’, uno de los temas más íntimos que destaca por su producción, en la que las notas de un piano y la melodía del violín acompañan a la voz del artista, que canta a una relación que lo fue todo y nada al mismo tiempo y que da paso a ‘Despierta’, el tema que habla sobre toda la vida que hay detrás de los problemas que en un primer momento parecen cegarnos, y que finaliza parafraseando la canción ‘Lo bueno y lo malo’, de Duquende y Tomatito.

‘Ni vencedores ni vencidos’ es una de las letras más íntimas, que habla sobre los problemas a los que tenemos que hacer frente cuando llega la noche y nos quedamos solos con nuestros pensamientos, destacando que en ese momento, por mucha búsqueda que intentemos hacer, no hay ganadores. Da paso a ‘Bebé’, que también presenta un ritmo muy pop con el que le canta a una persona de las que tienen un hueco especial en su corazón. No sabemos de quién se trata, pero por su título, que puede relacionarse con apelativo cariñoso, y viendo que sus dos hijos ya tienen sus respectivas dedicaciones, podemos pensar en su pareja como destinataria del tema.

‘607591746’ es uno de esos temas que desde el principio te hacen sentir una especial debilidad y al finalizar te piden otra escucha por el viaje que suponen, y es que la historia de su letra está creada en base a las letras de cuatro de sus grandes himnos, ‘Devuélveme la vida’, ‘El viaje’, ‘Entre sobras y me faltas’ y ‘Estoy hecho de pedacitos de ti’, que también han marcado todas nuestras historias.

En penúltimo lugar nos encontramos con ‘Una bonita carta de adiós’, que nos deja ver la parte más rockera y desenfadada de Antonio Orozco, que se despide de una relación en la que muchos factores se quedaron por el camino y en la que sobró el equipaje con una base musical que pone el broche de oro al disco, en lo que respecta a sus canciones.

La respuesta definitiva en forma de clausura

¿Recuerdas que al principio te hablaba de los tonos de llamada que dan comienzo al álbum? Pues como no podía ser de otra manera, ‘La respuesta’ es la clausura de este trabajo, y en ella, a través de una conversación con Jesús Calleja, Antonio Orozco habla sobre la vorágine de sentimientos que ha experimentado en los últimos meses: «Era cuestión de tiempo, necesitaba escucharme, mirarme, necesitaba tiempo de aburrirme, es que no lo entiendes, el tiempo lo único que necesita es tiempo, no encontraba el momento y te lo dije, y sabes, el momento ha estado a punto de olvidarse de mí, pero… ¿Has escuchado todas las canciones? Pues eso, claro, tengo algo que decirte, sí, he vuelto».

Y su vuelta ha sido por todo lo alto, porque ‘El tiempo no es oro’ refleja el trabajo personal y musical que Antonio Orozco ha realizado en estos últimos años, con un álbum cuidado al mínimo detalle como resultado final, en el que cada segundo está trabajado a la perfección y con el que el artista ha vuelto a marcar huella en el panorama musical de nuestro país.