Hay un concepto muy utilizado en nuestra sociedad que es el llamado ‘karma’. Se trata de la clásica ley de causa y efecto a la que Paulina Rubio le cantaba y por la cual se considera que cada acción que realizamos genera una energía que eventualmente regresa a nosotros. Dicho de otro modo, si haces el mal, este acabará llegando a ti de alguna manera, equilibrando así el universo. Puedes creer en ello o no, pero hay casos que parecen una clara prueba de que el karma se cobró una deuda. El propio Manuel Carrasco lo ha experimentado en primera persona.
Durante una de sus entrevistas por Latinoamérica para el podcast de Javier Paniagua este confesó que los prejuicios de ser un ‘triunfito’ le supusieron algunas trabas al inicio de su carrera. Por entonces Manuel Carrasco actuaba en algunas ferias. Este era un concepto de concierto que no le convencía del todo, pues el público no era un público ‘real’ (eran eventos gratuitos) sino que la música se solapaba con el ruido de otras atracciones y casetas.
Es por eso por lo que el onubense decidió centrarse en otro tipo de eventos: los conciertos en salas pequeñas. Menos numerosos pero para él más reales. Así, puso en marcha varias giras de teatro por España, formatos íntimos que le hicieron ganarse al público de cerca.
No obstante, hubo un sitio concreto en Sevilla, el Teatro Lope de Vega, donde el artista no pudo actuar en un principio. «El tipo que programaba allí no me quería porque decía que yo era un ‘triunfito’, de manera despectiva. Habían pasado ya 10 años y yo hacía mi gira pasando por Madrid, Barcelona, Valencia… y a Sevilla ciudad no iba, me tenía que ir a un pueblo cercano«, contaba este.
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Con cada gira el artista lamentaba no poder pasar por Sevilla ciudad, una oportunidad que finalmente llegó. «Para que veas cómo es la vida. Pasaron los años y cambió el partido político que gobernaba allí. Le comenté la situación a un amigo que conocía al alcalde y me dijo que iba a intentar solucionármelo«, señalaba. «Finalmente me dieron una fecha en ese teatro en 2012. Sacamos las entradas a la venta y me llamaron a los tres minutos para decirme que se habían agotado, algo que no me había pasado nunca«, añadía.
Esto supuso un antes y un después en la carrera del de Isla Cristina. «A los seis meses toqué en un sitio de 3.500 personas. A los nueve pasé a tocar en un sitio de 7.000 y al año y algo toqué en un sitio ante 27.500 personas. Te juro que dije: el karma existe. Este tipo me complicó la vida pero para después allanarme el camino. No hay mal que por bien no venga«, concluía.
Una experiencia que se puede leer con la lectura del ‘karma’, pero también con la de no rendirse ante las adversidades. Manuel Carrasco, por muchas trabas que pudiera encontrar en el camino, apostó por la música, su esencia y una conexión real con el público. Y el resultado ya lo hemos visto todos: éxito tras éxito, llenazo tras llenazo. Porque el ‘karma’ también actúa de manera positiva.
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